Foto. Rafael Rafoso.

“En los salones de una escuela,
que es donde la cultura pare,
a donde enseña el que no sabe,
el que se cree que sabe tela,
han puesto cuatro tontovelas
la escuela de los carnavales.”

Así comenzaba un pasodoble de la comparsa “Los parias”, en 2006. Aquel año, fue el primero que se organizó el Carnaval en la escuela. En los colegios de la capital gaditana, con los más pequeños, crean agrupaciones en las que suelen llevar alguna copla conocida y alguna que otra copla de creación propia, para luego cantarlo en una gala en el Gran Teatro Falla, con todos los colegios participantes. En este pasodoble que os cito, su autor dejaba claro que para él no hacen falta escuelas de carnaval, porque prefiere que su hijo aprenda carnaval a través suya y no de ninguna escuela.

Es cierto, que en mi caso por ejemplo, no pude tener mejor escuela que todo lo que me enseñó mi padre. Aunque pienso, que no todo es blanco o negro. Un niño puede aprender de ambas “escuelas”.
Todo lo que sea contribuir a que un niño se empape de carnaval y sienta la fiesta lo mismo que sentimos los mayores, evidentemente es muy positivo. Desde aquí felicitar a todos y cada uno de los que lo hacen posible, en especial a los monitores de cada colegio. Debe ser una tarea muy complicada trabajar con niños de tan temprana edad, aunque el objetivo lo superan con creces. Que no es otro, que hacer disfrutar a los niños en las tablas, con la magia que envuelve al teatro y poder disfrutar con sus compañeros de esos momentos que perdurarán ya para siempre en sus memorias.

Quizás deberíamos tomar nota, e intentar crear otra “escuela del carnaval” para aquellos que, pasado ya el tiempo, olvidaron sus raíces y utilizan el carnaval para otros fines. Como por ejemplo, crearla para tanto periodista, que le falta al respeto tanto a las agrupaciones como a los componentes, creyéndose superior a los demás por el simple hecho de tener un micrófono o un periódico al que demostrar algo. Crearla también para tanto fanático, sea del lugar que sea, que intenta crear polémica, en vez de disfrutar de las coplas del concurso. Crearla por qué no, para los políticos de turno, para que sepan realmente la importancia que tiene el carnaval en esta ciudad, y que no dejen a un lado la fiesta en ciertas ocasiones. Crearla para aquellos miembros del jurado, que mira antes un nombre, un estilo, un lugar de procedencia...de la agrupación, antes que la calidad de la misma, no siendo objetivos. En general, la crearía a todos los que, de un modo u otro, perjudican al Carnaval de Cádiz.

Volviendo al Carnaval en la escuela actual, creo que es un buen punto de partida para que, más adelante, cada niño pueda empezar a salir en las agrupaciones infantiles, con una experiencia que les puede servir de mucho. Solamente hay que ver la manera de actuar de cada niño en la magnífica gala del Carnaval en la escuela, para saber que es todo un acierto que siga año tras año. Eso se nota en muchísimas cosas. Por decir alguna: hay muchísimos niños que al finalizar su actuación no querían que acabase ese momento tan especial, y al irse bajando el telón se iban agachando, hasta que ese telón que tantas emociones ha visto, caía al suelo del escenario una vez más. Otros cuantos, tocaban ese telón y no querían separarse de él. Sin palabras.

No quiero acabar, sin reconocer esta labor a quienes la hicieron posible, como fueron José Antonio Valdivia Bosch y Vicente Sánchez, que por entonces eran presidente de la Asociación de Autores del Carnaval y Concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Cádiz, respectivamente. Ellos lograron plasmar el proyecto de una asignatura de la carrera del periodista Germán García García. Gracias a todos ellos.

Parafraseando el final del pasodoble con el que comencé, le cambiaría el final…

“… y se dará cuenta de que escuelas aquí SI hacen falta. (En la letra original, remataba el pasodoble diciendo que escuelas aquí no hacen falta.)”