Publicado el: Jue, 12 Oct, 2017
Opinión

II. Cuando Romualdo conquistó Cádiz

El teatro no hace más que confirmar las buenas sensaciones, y los encumbra hasta lo más alto. De ahí a la calle; donde esta agrupación, da otra vuelta de tuerca, que es fundamental. Recupera la calle; se los puede ver por cualquier punto de la ciudad, ya sea un bar, peña, escenario, cualquier excusa es buena para brindar coplas al aficionado, en una época de agrupaciones de casino gaditano, cantábrico, y faro por poner algún ejemplo.

“Desesperao, buscando al niño, salta la del megáfono, con to la voz de una coñeta bocabajo, largando, de que hay un niño perdío y dando buena cuenta del bañador del piojito que lleva…Ya  más tranquilote, y con el niño al lao, le pone la proa  a un chringuito y se pide un valdepeñas fresquito. El vaso tenía más pringue que los palo un churrero, y encima el camarero le pegó un puyazo de órdago a la mayor. Siguió  el bueno de Romualdo, de ruta por los chiringuitos y cuando se vino a dar cuenta, iba cantando tela de desafinao por la arena y sin un duro en los bolsillos”.

La música del pasodoble, la hizo Paco Rosado, quien además dirigía al grupo y también hizo bastantes letras. El cuplé, fue del Gómez  y el Caracol, y el popurrí  entre los tres. El resultado, el que todos conocemos.

“Pa armendarse un poquito, el bueno de Romualdo decide darse un bañito. El remate…… nada más meterse, siente un leñazo de un pica pica, en sus partes delicaitas, y sin tiempo para lamentarse otro bicharraco le pone la espalda y lo de más abajo, como si le hubieran dao unos pocos de latigazos. El agua estaba, como el caldo del puchero, y con una jartá  de cosas flotando”……

Aunque quizás, lo más maravilloso de este popurrí, es que estaba basado en las batallas, que todas las noches contaba en el ensayo Romualdo, uno de sus componentes, y que estos autores supieron convertir magistralmente, en este gran popurrí. Demuestra una vez más que las mejores historias, son las anécdotas del día a día, llevadas al plano, de nuestra filosofía de vida.

“Derrotaito, acaba el día de playa, para el bueno de Romualdo. Cabreao y diciendo, no vengo más”.

 

                    “ Y ya los Cruzados Mágicos

                       le ponen fin al capítulo,

                       recogen todos sus bártulos

                       y se despiden del público”.

Sobre el autor

- El circo de la vida, a mi me enseño, que las penas se olvidan con buen humor y que el tiempo que perdemos no es recuperable.

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