El discurso español más famoso. Foto. 20 minutos.

Está de moda la expresión del "discurso del miedo". Miedo, hoy en día, da todo. La sociedad, la política, el futuro, el pasado, el presente... No hay nada que esté fuera de nuestras cuatro paredes que nos dé una seguridad plena.

Los políticos se mueven en la demagogia de sus palabritas contra el terrorismo para recortarnos libertades. Nos asustan con posibles atentados para incrementar el estado de alerta y privarnos de nuestra intimidad. Es decir, el recorte de derechos es un daño colateral para evitar otro mayor. ¿Es cierto? Yo lo dudo, ya que igual atentarán contra nosotros y del mismo modo seguimos perdiendo el legado de nuestros antepasados.

Discursos hay muchos, y muy variopintos. España está llena de ellos, cada vez que sale un caso de corrupción nos dan la chapa justificando lo injustificable. Cuando los de izquierdas apoyan las medallas a símbolos religiosos, nos sueltan otra verborrea de palabrejas para convencernos.

En Navidad tenemos el discurso de Su Majestad el Rey. Nos recuerda como lo votamos, lo pusimos de rey y hace balance de su utilidad durante todo el año. Raro es el que no encienda la televisión y ponga uno de los cientos de canales donde lo emiten para saborear con el paladar auditivo cada sílaba que emite a través de su aterciopelada voz.

Discursos de generales en grandes batallas... Me encantaría haber podido escuchar al capitán Gravina antes de la batalla de Trafalgar, o a Blas de Lezo, a los últimos de Filipinas, a Gonzalo Fernández de Córdoba, Álvaro de Bazán... Grandes personajes de nuestro país que quedaron inmortales en el tiempo.

La poesía no se libra tampoco de sus discursos... Las palabras danzaron entre los dedos de Bécquer, Espronceda, Alberti, Juan Ramón Jiménez y otros poetas de nuestra tierra. ¡Qué bueno sería que algunos de nuestros políticos tuvieran ese don para transmitir sus pensamientos o mandatos!

Unas buenas palabras estructuradas correctamente pueden transmitir con mayor énfasis una idea, que un desastre lingüístico... Es el pueblo el que elige al alcalde... Por ejemplo... Pero el deporte, el opio del pueblo, eso hace que nos olvidemos de todos y que las letras mueran por el camino para...

GOOOOOOOOOOOOOOOLLLLLLLLLLLLLLLL!!! Madrid campeón de Europa.