Rompecabezas urbano
El problema de San Fernando, en mi opinión, es que nos encontramos con una ciudad descabezada, sin un objetivo claro de lo que quiere ser. A la vista está que en las tres últimas elecciones municipales ningún partido ha repetido alcaldía; PA, PP y PSOE.
Cada grupo político promete ideas y sueños radicalmente distintos del que estaba antes. Luego no hacen ni la mitad de lo que dijeron, pero eso es harina de otro costal. Aquí vengo a hablar de lo que realmente hacen, o intentan hacer.
Por desgracia, y esto es algo que pasa en todas las ciudades, no existe una oposición real. Hoy en día, la oposición sólo es decir lo contrario a lo que diga el partido que gobierna. Si se proponen medidas para reducir los sobrecostes del servicio del agua, la oposición dirá no; si se propone recortar en gastos de asesores, la oposición dirá no; y así con todo.
Esto hiere de gravedad a San Fernando como proyecto de ciudad. Por suerte, o desgracia, hemos tenido gobiernos que han querido levantar obras faraónicas, innecesarias para una ciudad tan sencilla como es la nuestra. Esto ha llevado a formar un puzzle infinito, tortuoso, incompatible y con muy mala pinta.
El PA se le ocurrió en su último mandato al frente de nuestro consistorio hacer, entre otras cosas, el famoso Museo de La Historia y el Mar. A día de hoy, una pieza muy costosa, hasta cerrada, y con una papeleta muy complicada para otorgarle un nuevo uso. La idea es hacer otro vivero de empresas, el tema es… ¿Vendrá alguna empresa a instalarse allí?
Por otro lado, tenemos la casa de Lazaga. El PP abrió sus puertas poco antes de acabar su mandato, vio el destrozo que había ahí dentro y prometió transformarlo en el museo de Camarón colgando una enorme pancarta reafirmándose. Y ahí se quedó la cosa, como esperando una segunda parte en una hipotética segunda legislatura que nunca llegó. Ahora el señor Loaiza, que parece que no se acuerda de que hasta hace poco gobernó, se queja en las redes sociales; sí, éste señor tiene cuentas en Internet; del estado ruinoso en el que se encuentra dicho edificio histórico. ¿Se ha deteriorado la estructura desde que Patricia Cavada está en el poder? ¿No venía el problema desde antes? A día de hoy, esta mansión sigue sin saber su futuro.
Los derroches del PA, que el PP no supo arreglar y el PSOE se hace el loco para no embarrarse más, llegan hasta la sanidad. El centro médico de Camposoto se ha quedado eternamente desnudo ante la mirada atónita de sus vecinos. El centro de salud, que por ley necesitamos, estará acabado en cinco años; o eso nos quieren hacer creer. La culpa, según a que partido le preguntes, es del contrario. Ya que trabajar desde planos y partidos distintos; gobierno local con autonómico; tiene que ser una ardua tarea.
Podríamos nombrar aquí muchos parques públicos de San Fernando, el de las estatuas por ejemplo. Aunque es más bien un problema de mantenimiento, asignatura pendiente de nuestro Ayuntamiento, independientemente de quien gobierne… ¿O es culpa del partido que lleva repitiendo concejalía en las dos últimas elecciones? Aunque es un escrito sobre la desorganización de nuestra ciudad, he de decir que en éste caso, en cierta medida, es culpa de los ciudadanos y de nuestro poco civismo para mantener el mobiliario urbano.
Volviendo al tema principal, el Cementerio de los Ingleses, o Cementerio de la Casería, es un patrimonio de interés cultural abandonado sin intenciones de hacer nada por parte de nadie. Muchas promesas electorales en campaña, pero como es un bien que no interesa a la mayoría de los votantes, es algo rápido de olvidar…
El pabellón multiusos de la barriada de Andalucía fue otro despropósito del gobierno del PA que nos persigue como un fantasma maldito. Fran Romero entonó el “mea culpa” y quiso arreglar el entuerto con promesas de inversión de dinero en 2015… Pero nada, ahí sigue. Triste, destrozado por nuestro incivismo y abandonado por los políticos. Lo más llamativo de todo esto es que está en medio de una gran urbanización de bloques… Y ningún afectado hace nada.
Y no hablemos de los abandonos de las barriadas de la Bazán y Casería. Parece que con un centro cívico en una de ellas el problema de años de dejadez se arreglan por arte de magia. Dos lugares con un enorme peso histórico en nuestra ciudad, pero que siguen descomunicados y con una playa que sirvió a más de un político para hacerse la fotografía, pero que nunca rescataron como zona de ocio… En fin, promesas…
Por eso, cuando hablo de mi ciudad, la veo como un enorme puzzle con piezas de diferentes colores; azules, verdes, rojas, moradas, magentas… Pero sin una meta clara, con muchas vías y sin tomar ninguna en particular.