La imagen de nuestra señora del Carmen Coronada
No es fácil resumir en pocas palabras dedicada a nuestra Madre y Patrona, la Santísima Virgen del Carmen Coronada, que puedan describir brevemente parte de su más íntima, rancia y antigua historia y aún menos la de la Fundación Carmelitana, propulsora de establecer el culto y fomento de la Reina y Hermosura del Carmelo en estos pagos.
Corría el año de 1680, cuando dicha fundación puso los ojos y se asentó en lo que entonces era La Isla: pagos, caseríos y quintas de recreos escasamente poblados -apenas unas trescientos habitantes- que posteriormente con el paso del tiempo, se transformó en lo que hoy es la ciudad de San Fernando, pasando antes no obstante por las denominaciones de Tharsis, Isla de León, Real Isla de León, Villa de la Real Isla de León, Ciudad de San Fernando y por último hasta nuestros días, San Fernando del Carmen y si se quiere de la Sal.
El proyecto no estuvo exento de dificultades, las vicisitudes fueron demasiadas, sólo el tesón, la ilusión y la constancia de aquellos Rvdos. Padres, propiciaron el fruto apetecido de toda obra que se emprende, realizándola desde la fe, el amor, la voluntad y bajo el auspicio protector de la Reina del Cielo, la Santísima Virgen del Carmen.
A partir de la Fundación Carmelitana, La Isla floreció y comenzó a poblarse, creciendo considerablemente en torno a los del Carmelo y a su amada Virgen, al punto que la primera calle que se formó en La Isla, recibió el nombre de Carmen en el popular barrio conocido hoy como ‘’Las Callejuelas’’ que todavía hoy subsiste tan devoto como entonces.
Este hecho significativo y no menos singular nos da idea que los orígenes de nuestra ciudad, estuvieron íntimamente relacionados con la aparición de los frailes carmelitas y su Virgen del Carmelo -Nuestra Virgen- la Estrella de los Mares.
Detrás, quedaron sacrificios, años de trabajos, ganas, deseos, hombres y nombres, como Juan de la Isla, cuya feliz coincidencia de apellido constituía todo un augurio dado que era -el Obispo de Cádiz- a la sazón de ferviente corazón carmelitano y gran impulsor de la Fundación desde su llegada a la capital para presidir el Obispado en el año de 1678.
El superior o general de la Orden Carmelitana (OCD), residente en Toledo, el Duque de Arcos; señor de la Isla, Fray Antonio de la Trinidad; provincial en Andalucía, Los padres, Pedro de la Visitación, Francisco de San José, Diego de la Encarnación y los hermanos, Fray Juan del Santísimo Sacramento y Pedro de San Bernabé -más conocido como el de los cien oficios- dado a que entendía y hacía de todo- el Maestro de Obras, Diego Carrasco, el piadoso, gran devoto, bienhechor y acaudalado genovés, Limbanio Escalloso -fallecido en La Isla- cuyos restos mortales guarda celosamente en una arqueta la hermandad y su legítima mujer, María Octavia, otra piadosa y generosa devota de la Virgen, que tras la pérdida de su esposo; decidió volverse a Génova no sin antes estipendiar crecida y holgadamente a la Orden, entregando además al Prior del Convento, las llaves de la casa amueblada en la que vivía en La Isla.
Toda esta larga lista envueltos en un elevado espíritu de entrega, abnegación y con la protección de la Santísima Virgen, hicieron posible la construcción de la iglesia y Convento en el lugar paradójicamente conocido como ‘la casa de los diablos’, obras que concluyeron totalmente el 2 de febrero de 1773, celebrándose por este fausto motivo, solemnísima inauguración presidida por el Obispo de Cádiz entonces, Fray Tomás del Valle.
Desde ese momento la Iglesia del Carmen se convirtió en un espléndido monumento artístico del Siglo XVIII, digna morada de nuestra Patrona, Casa-Convento de los Padres Carmelitas y sin duda alguna, raíz y origen de la ciudad de San Fernando, según consta en el venerado y antiguo manuscrito o Libro del Becerro -libro diario donde se recogía el acontecer de cada día- y así llamado porque en su encuadernación se utilizó la piel de este animal.
La hermandad carmelitana fue elegida canónicamente el 24 de agosto de 1698, previa licencia concedida el día 11 de del mismo mes y el mismo año, siendo a la sazón Obispo de Cádiz, Fray Alonso de Talabera, el general de la Orden carmelitana, Fray Juan de la Anunciación y el Prior del Convento, el Rvdo. Padre Pedro de San José.
El primer Cabildo General de hermanos de esta Venerable Hermandad, se celebró en la indicada fecha del 24 de agosto de 1698, y fueron elegidos los siguientes señores: Luis de Ardila; hermano mayor, Eugenio Julián de Paredes; secretario, Diego de Molina; mayordomo, Ignacio Calderón y Nicolás de Arco; diputados y Juan Franco y Juan Meléndez; albaceas.
El origen de la imagen de la Patrona es bastante curioso y no menos misterioso. En el primer libro de Cabildos de la hermandad, el 29 de julio de 1708, figura textualmente ‘’Hizose una grave, hermosa y muy devota imagen del Carmen, con precioso niño en los brazos…’’ Fue regalo de su primer hermano mayor, Luis de Ardila, que costeó su hechura en 577 y medio reales de vellón.
Sin embargo existe una sugestiva leyenda que reza: por aquel tiempo naufragó en el arrecife de Sancti Petri, un buque de velas y parte de la tripulación se salvó en dos palos del velero; uno de ellos estuvo guardado durante mucho tiempo en el Coro del Convento del Carmen.
El citado buque llevaba una Virgen del Carmen, que también se salvó de naufragio, llegando embarcada a través de los caños hasta el puente Zuazo y probablemente se asentó en la Capilla de Santa María del Castillo, que posteriormente fue adquirida por Luis de Ardila y desde allí fue conducida en solemne procesión hasta el Carmen.
Esta versión por otra parte evidencia la devoción de navegantes y pescadores en la segunda mitad del Siglo XVIII, a la que más tarde iba a ser Patrona de todas las Marinas Españolas, especialmente de la Marina de la Armada, así como de todos los navegantes y pescadores.
La primera vez que salió la Virgen a la calle en procesión una vez instalada en el Templo Convento del Carmen, fue en 1708, y desde entonces se ganó los corazones de todos los isleños, que a partir de ese acto, la consideraron, Madre, Reina y Patrona de la Real Isla de León y de la ciudad de San Fernando.