Publicado el: Sáb, 14 Ene, 2017
Opinión

Carta al más allá

Me rodeo de un olor que nunca fue tuyo, que sin saber por qué te trae a mí. Mezclo mis sentidos con las notas que un piano me regala; melodías que nunca escuché a tu lado, que se cuelan en mi alma para hablarme del tiempo que quedó en nada. La paz infinita de tu recuerdo callado me permite recrearme en lo que un día viví, en todo lo que escribo al imaginarte aquí.

Huyendo de los pensamientos, mi corazón recorre los acordes que me elevan en busca del tuyo; me pregunto cómo se siente la vida si no tienes un motor que te haga latir, cómo serán los días sin un cuerpo que te permita tocar y sentir... ¿Habrá en tu cielo nubes de algodón? Quizás se entrelaza la simpleza de esta vida con la cruda realidad, con el vacío de unos años que ya no saben cómo consolar...

Cierro los ojos y me cuestiono, si al cruzar la barrera de este nuevo ciclo, seré más fuerte para no desearte junto a mí...; hasta el dolor más profundo nos hace inmunes con el girar del reloj. Un poco más para dejar de pensar...; envuelta en una partitura que me trae tu aroma, que me acerca a tu rostro, rozando suavemente el mío para besar todas las noches que no son tan buenas desde que falta el color de tus ojos.

Sin tentar si quiera al parpadeo, mantengo mi postura por si me abrazas, por si hay un milagro que me permita sentirte, saber verdad lo que imagino en cada anochecer que me invita soñar. Morfeo sabe hacer realidad todo lo que quedó atrás, las ilusiones que contigo me gusta recrear. Te acercas y me sonríes; esa dulce mirada que siempre supo conseguir sus propósitos, ésos que ahora son las claves de mi vida, los diálogos que me ayudan a encontrar la salida.

Finalmente, sólo queda abrir los ojos a la vida que aún me queda por saborear, aunque sea sin tus manos, sin las palabras que tengo guardadas como el mejor salvavidas, sin el sonido de una voz que hoy se ha convertido en otra melancólica canción. Prometiendo no ser menos de lo que siempre de mí has esperado, recojo en una botella las lágrimas que no debieron derramarse, imploro el perdón por maldecir una vez más el día en el que te marchaste y sonrío con la esperanza de que sólo sea eso lo que un día llegue a entregarte.

Me quedo con mis palabras; las únicas que me devuelven lo que somos, que nos unen como maestra y aprendiz de este difícil arte que siempre nos llevará a volar juntas por la eternidad; recorriendo otras almas que lean lo que escribo, que sientan lo que tú me haces sentir; corazones que noten la tristeza que mis letras borran y se queden con la felicidad que mis sentimientos desbordan. Cómo podría no ser feliz si lo mejor de mí...lo aprendí de ti.

Pase el tiempo que pase, estés aquí o en el más allá, tú lo sabías...sigues siendo mi Mamá...

Sobre el autor

- Escritora, maestra y loca soñadora. Con el firme objetivo de ser feliz a cada segundo y compartir con el mundo cada sonrisa, cada sueño y cada aprendizaje que el Universo nos permite experimentar.

Mostrando 1 comentario
  1. pilar dice:

    Nuevamente me vuelves a conmover, a sacarme esa lágrima- sonrisa.Felicitaciones Sonia Brunar

Deja tu opinión

XHTML: Puedes usar las siguientes etiquetas HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>