Abrazos
Nos dice la RAE, entre otras definiciones, que abrazar es "estrechar entre los brazos en señal de cariño". Yo pediría una revisión de tal definición, ya que el hecho de abrazar, normalmente, tiene una intención que va más allá que la de mostrar cariño a otra persona. Un abrazo es un gesto que puede tener tantos significados como personas y momentos se rodeen en él, como sentimientos existen en la vida. Para mí "un abrazo es la mejor manera de expresar lo que sentimos".
Hay abrazos que despiertan las mañanas con el tacto más suave, dando luz a un nuevo día que, después de él, sólo puede ser estupendo. Este tipo de abrazo es capaz de llenarte de la energía suficiente para sentirte el ser más afortunado, la persona más feliz. Abrazos que nos dan las buenas noches, no como rutina, sino como el broche a un día maravilloso que despertó siendo lo que soñamos y se acuesta para seguir construyendo otros sueños. Abrazos que sirven de cargador, y por qué no, de batería portátil. No se gastan más nuestros móviles que los cuerpos que tienen que dar sentido a la vida de todo un día.
Pero los abrazos que nos enseñan a abrazar de verdad, son aquellos que se reciben cuando la vida decide poneros a prueba, cuando nos arrebata lo más valioso, lo que durante el resto de ella echaremos de menos poder abrazar. Es una extraña sensación la de ser abrazados por todas las personas que nos rodean mientras nosotros sólo esperamos ser abrazados por aquella persona que jamás volverá a hacerlo.
En esos momentos es cuando descubrimos que los abrazos hablan; nos cuentan el falso amor de quienes viven para cumplir y de los que cumplen para poder vivir; no hay abrazos más fríos que los que se dan sin sentirlos. Pero también escuchamos abrazos que nos dicen lo fuerte que somos, el valor que tenemos para la persona que nos los regalan, la importancia de su amor por nosotros; un gesto que no sólo nos envuelve entre sus brazos, sino que nos da el mejor descanso dentro de sus cálidas almas. No hay abrazo más intenso que el que se da con todos los sentidos.
Son abrazos sinceros los que consuelan, los que secan nuestras lágrimas, los que permiten que éstas salgan con toda su fuerza, con el mayor dolor; lo son los que se alegran de recibir los nuestros, los que nos hacen sonreír y aquellos llegaron para dormirse dentro de nuestros brazos; abrazos eternos que no necesitan estar cerca para sentirse, que no importa que estén lejos para poder darlos.
Abrazos llenos de esperanzas, que por no poder gritar al viento los pensamientos, se quedan enganchados en nuestros más íntimos sentimientos; abrazos que nacen de la sorpresa, del sueño que cumple nuestros deseos, del deseo de ver cumplidos todos nuestros sueños; abrazos que despiden trozos de alma que no respiran hasta que no vuelven para poder abrazarnos de nuevo; abrazos de colores y otros que se pintan con nuestros sabores; abrazos que se piensan y otros que se intentan; abrazos de oso, de gatos y de adultos que quisieran ser niños...
Pero los mejores abrazos son los que aún nos faltan por dar, aquellos que un día aprenderemos a entregar; abrazos que carecen de razones, pero que van cargados de emociones. Abrazos que sin ser pensados salen del alma para ser sentidos; abrazos que consuelan a cualquiera que los necesite, sin esperar que su alma nos lo grite; abrazos que no son para los conocidos, sino para hacer del mundo el más grande de los nidos; abrazos que no valen dinero, pero que aún así mantenemos guardados; esos abrazos que ya es hora de sacar al exterior, que están a punto de explotar por la excesiva carga de amor, que quieren ser en los demás, que se cansaron de esperar.
Hoy pido al Universo que mueva sus hilos para abrazarnos, que con mis letras hagan que te sientas abrazado; hoy, te invito a abrazar a todo aquel que por tu lado se pueda cruzar y, tal vez, en ese gesto de amor, encuentres que el mejor abrazo...es el que te devolvió quien lo recibió.