Sorpresas
Caminando como cualquier otro día; paso y noto una sombra que me espía, tal vez sólo me espera... Me giro y allí está; su luz, su vida y sus hermosos ojos esperando una respuesta que se niega a expresarse. Qué se siente cuando un milagro se presenta ante tu alma; cuando la lejanía se acerca para darte un abrazo; cuando las palabras del ayer resuenan mejor si estás cerca para hacerlas presente...
Es más bella la huída cuando te lleva a casa, no sólo a las paredes que te vieron crecer, sino a los corazones que sueñan con volverte a ver. Aquí donde lo más auténtico que hay no son las cervezas bajo el sol, sino el recuerdo que tu alma nos parte en dos. Así, la ironía de salir corriendo para descansar, nos devuelve la libertad para de poderte observar, tocar, disfrutar...
Hoy todos somos el mismo corazón. Cuando uno se mueve lo sentimos todos; cuando alguien calla lo escuchamos de todos modos, pero lo mejor, es que cuando un corazón se ilusiona, sueña y hace de sus pensamientos aventuras, todos volamos para decorar sus acciones con las mejores pinturas. Hoy, sí hoy...enciendes la llama de nuestras esperanzas, devolviéndonos las sonrisas que quedaron dormidas; basta soñarlo para hacerlo realidad y hoy hasta en el cielo se siente la felicidad...
Sólo hacen falta unas horas para llenar el vacío de tantos días; esos que se hacen llamar meses, que nosotros nombramos como eternidad, que se esfuman en la llamada de tus manos en nuestro despertar. Dicen que la distancia es el olvido, y yo me pregunto quién escribió esa canción... Qué sólo tuvo que sentirse quien dio vida a unas letras tan faltas de amor.
Levantar la mirada y verte recorrer los pasillos de mi vida es el regalo que nunca esperé recibir, la sorpresa que no pensé sentir, la emoción de unos días que se quedan faltos de ti. Caminos que nos separan para unirnos cuando menos lo esperamos, para separarnos y permitirnos crecer como necesitamos; senderos que aún nos faltan por recorrer, que nos privan de las manos que no nos dejan caer... Pero qué suerte saberte tan viva, experimentando el milagro que es la vida; qué suerte saberme tan tuya, acompañándote si te sientes perdida, derrumbándome en tus manos y levantándome a tu lado.
Sí, que suerte la mía, que esperando un milagro, recibí lo inesperado...