El 'Mahara' de La Isla
El Mahara. No, no se piensen que voy hablar de algún que otro majareta de los que vivimos en La isla, porque haberlos haylos para que nos vamos a engañar…Sino que me refiero al vino que dos isleños, ha producido con este nombre tan ligado a nuestro argot popular: Mahara. Una obra maestra de los hermanos José y Miguel Gomez Lucas. Ambos licenciados en Enología por la Universidad de Cádiz y que, además pese a que son dos personas jóvenes, cuentan con sólida experiencia en el mundo del vino adquirida en diferentes bodegas y viñedos de distintos lugares tanto de España como fuera de nuestro país.
Se trata de un caldo elaborado con la uva tintilla de Rota, una variedad autóctona de Cádiz, que ha obtenido un alto sobresaliente en esa importante guía de vinos que dirige el famoso estadounidense Robert Parker, considerado uno de los críticos de vino más influyentes del mundo. Quien le dio, al referido Mahara de la añada de 2015, 92 puntos. Una alta calificación que lo sitúa en uno de los vinos mejor valorados y prestigiosos del mercado.
Pero ya en el año 2010, Miguel Gómez –el mayor de los dos hermanos– cuando ostentaba la dirección técnica de la Compañía General de Vinos de Cádiz –empresa administradora de Bodega Regantío, en Arcos de la Frontera (Cádiz), nos sorprendió gratamente con la creación un tinto de autor que fue galardonado con una de las medallas de plata del concurso Iberwine 2010 y también muy valorado por los expertos enológicos. Me estoy refiriendo al Fine Tempo. Un vino ecológico, cuyo proceso de maduración es muy especial ya que sus barricas se encuentransitiadas en una cueva natural de la finca Las Covatillas en la localidad gaditana de Zahara de la Sierra, elaborado bajo el método de agricultura denominada biodinámica, con las variedades Cabernet Sauvignon, PetitVerdot y Syrah.
Una brillante trayectoria profesional enológica de nuestros paisanos que ahora se hace más patente, si cabe, con un emprendedor proyecto relacionado con el mundo de la vid que en breve verá la luz en San Fernando. El cual supondrá todo un revulsivo en La Isla dentro de la viticultura. Pues el crear en este municipio una bodega para la producción de vino, aquí siempre ha sido algo impensable. A pesar de que paradójicamente en estos pagos ya lo hacían antes los fenicios. Dado que históricamente La Isla no ha sido nunca, salvo excepciones, un lugar donde ha existido una cultura vinícola, aunque sí ha habido grandes adeptos a la media limeta, pero eso es otra cosa, que no han ido más allá de los caldos de Chiclana.
Pero de un tiempo a esta parte las cosas están cambiando en el plano vitivinícola isleño. Ahora en cambio, sí hay una clara tendencia de culto al vino. Por lo que cada vez más nos vamos culturizando y adentrando en este apasionando mundo del fruto de la vid. Y fundamentalmente –y esto es lo bueno– lo está haciendo también un amplio sector de la población más joven que lo ven (al vino) como un elemento gastronómico cultural y no como un productos meramente alcohólico. Ahora en un determinado local de restauración isleño por lo general ya no pedimos un tinto o un blanco cualquiera, sino que se pide un vino o una marca en concreto con unas determinadas características.
Con lo cual el proyecto de los hermanos Gómez Luca cobra un gran sentido. Y todos les tenemos que estar muy agradecidos por esta iniciativa, principalmente por la leal decisión, que les honra, que han tomado de elegir a su tierra para llevarlo a cabo. Porque propuestas para hacerlo en otro sitio seguro que no les habrán faltado.