La estación de los libros
Hace apenas unos días estábamos con los ojos vidriosos ante la imagen de la fastuosa llamarada de la noche de San Juan. Casi sin darnos cuenta ha llegado el verano, los biquinis, las sombrillas y el frigopie.
Si alguien tiene la mala costumbre de leer mis artículos, sabrá que los temas que suelo tratar suelen estar relacionados con los libros, los escritores y la literatura en general. En este caso no iba a ser menos, porque todo esto de los tintos de verano y los chiringuitos está muy bien, claro que sí, pero también lo está que en estos meses estivales aumente el consumo de lectura. Anda que no.
Según datos de Nubico, la plataforma de lectura digital de Telefónica y Círculo de Lectores, a los españoles nos da por leer un 30% más en los meses de verano. Supongo que esta tendencia está alimentada por esa sensación de relajación extrema que ofrece el graznido de las gaviotas, el rugir de las olas y la brisa playera acompañada de un buen libro entre las manos. La gente lee en los trenes cuando sale de viaje, en el campo, en la playa y en la casa cuando los niños están jugando en la calle con los globos de agua.
A mí, al menos, esto es una noticia que me pirra. Los estudios aseguran que la venta de libros se van a disparar en los próximos meses en, al menos, un 25%. Pero no es esto lo que más feliz me hace. No. Si no la idea de que aquellas personas que no tienen el hábito de la lectura diaria, se animen a aprovechar el tiempo libre que ofrecen las vacaciones para abrir un libro y sumergirse entre sus páginas.
De acuerdo al último Informe de Hábitos de Lectura y Compra de Libros elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España, un 59,1% de los españoles asegura leer en su tiempo libre. Un dato que, a priori, parece demasiado optimista para lo que uno se encuentra por las calles, pero que no deja de alimentar la esperanza. Señores, hay luz al final del túnel. No está todo perdido.
Hace apenas unas semanas, escribía un artículo sobre la Feria del Libro de Cádiz y de la cantidad de libros que se vendieron en apenas nueve días. Unos números que llevaban el volandas hasta el éxtasis a aquel que disfruta viendo a un humano con un libro entre las manos.
En verano se nada al estilo mariposa en el agua del mar, tomamos mojitos en los chiringuitos, nos lanzamos a la calle al atardecer con la piel bronceada del sol, reímos, bailamos, leemos.
Leemos.
Al final va a ser cierto esto de que el verano es la estación de la vida.
De los libros.