El éxodo artístico del exilio impacta en El Zaporito
La historiadora del arte Inmaculada Real presentó su trabajo en una actividad organizada por la librería cultural Al-Ándalus.
Entender el arte español durante el proceso de exilio que experimentó el país a raíz de la Guerra Civil es difícil debido, mayormente, a lagunas históricas. Gran parte de sus creadores, ligados a actividades políticas y sindicales, se vieron obligados a abandonarlo, en el mejor de los casos, trasladando su residencia y actividad profesional a países de América Latina.
Es la línea de investigación seguida por Inmaculada Rey, doctora en Historia del Arte y presidenta de la Asociación Patrimonio del Exilio Republicano Español, que ayer llegó directa desde Madrid para presentar el fruto de este trabajo. El de un patrimonio relativamente reciente, imposible de etiquetar en estilos o corrientes concretas, donde cada autor marca su propia ruta y que, a su vez, va variando en función de las influencias recibidas allá donde se encuentra. En su esfuerzo por recuperar este 'vacío', la investigadora ha buceado en archivos, hemerotecas, colecciones privadas e incluso fondos epistolares, entrevistándose con familiares cuando ha tenido oportunidad y reuniendo toda esta información en un volumen -El retorno artístico del patrimonio del exilio- que incorpora una ruta por una treintena de museos de toda España, prácticamente desconocidos.
Un legado que "es nuestro, esté fuera o dentro", incidió la conferenciante, pero que tiene pendiente cerrar una cuenta abierta desde finales de los años sesenta, la de su repatriación. Labor ardua donde las haya "por estar todo disperso, en casas privadas y sin interés para convertirse en objeto de una inversión excesivamente alta por parte de las instituciones". Es difícil, por tanto, hacer catalogaciones razonadas.
Su interés la ha llevado, sin embargo, a reunir la suficiente información sobre estos perfiles que practicaban un arte de vanguardia: el cartelista Josep Renau, el muralista Vela Zanetti, el pintor surrealista Eugenio Granell, el polifacético Castelao o el escultor Apel·les Fenosa son algunos de los nombres en vías de reconocimiento a una trayectoria que "tras la Guerra Civil, quedó totalmente fragmentada". A pesar de experimentar un prestigio internacional importante, y una carrera que bebió de las corrientes más punteras, "aquí, en España, son apenas conocidos, porque la censura se encargaba de sesgar las informaciones cuando en otros lugares triunfaban", señaló. "Incluso se llegó a decir que estaban fuera por razones profesionales".
Todo ello se ha plasmado en un capítulo pendiente de la memoria histórica que "a falta de gran cantidad de obras, requiere mayor visibilidad". "Es un patrimonio que sigue perdurando y que aun estamos a tiempo de rescatar".