AFIN ya cuenta con sede propia
La Asociación de Familiares para la Integración de Niños con diversidad funcional (AFIN) ha inaugurado hoy un nuevo local en la calle Velázquez tras tres años y medio funcionando en la parroquia de San José Artesano.
Siempre fue uno de sus principales objetivos. La obtención de una sede propia donde poder llevar a cabo los talleres de esa gran 'escuela de integración' nacida en torno a la figura de Carlos Pita es desde hoy una realidad.
A las 19:00 de la tarde se congregaban miembros de la asociación, periodistas y representantes municipales en el número 6 de la calle Velázquez para celebrar los logros de quienes lo han hecho posible. Especialmente la madre de Carlos, Belinda, quien junto a varias amigas como Manoli Rojas o Lucía Vinelli alimentó el embrión de una iniciativa denominada 'Paso a paso con Carlos', hace ya más de cuatro años. "Nuestra lucha era la segregación social y los altos costes que exigían los cuidados especiales del niño", afirmó a este periódico.
Pero Belinda no era la única que tenía problemas. Los cuidados, en muchos casos, son solo cubiertos por la Seguridad Social durante los primeros años, con un servicio de dos sesiones terapéuticas semanales y prestaciones insuficientes tras el período de 'atención temprana'. Los usuarios quedan entonces al amparo de iniciativas privadas que pese a su profesionalidad conllevan en ocasiones un concepto de segregación no deseada, por lo que muchos padres -en la misma o similares circunstancias- se unieron para hacer más grande lo que después se convertiría en AFIN.
Con un proyecto claro, estatutos y altas correspondientes, llegó la oportunidad de poner en marcha actividades lúdicas, terapéuticas y de refuerzo escolar, entre otras, gracias al ofrecimiento del por entonces párroco de San José Artesano, Rafael Vez Palomino. "Empezó ofreciéndonos un salón y acabamos abarcado toda la parroquia durante tres años y medio", confesaba Belinda durante la inauguración, cuando Vez alegó que "pese a los problemas compatibilidad con la labor pastoral, costará mucho desprenderse de vosotros porque disteis color a nuestra vida en muchos momentos".
El párroco -sucedido por tres más tras cambiar de destino- no ha sido el único 'ángel de la guarda'. La Fundación Pascual prestó su ayuda para el alquiler del local, el mismo que hoy quedaba inaugurado. Y lo hizo porque "cree en el proyecto", explica Belinda en reconocimiento a su benefactor, que por lo pronto seguirá luchando por la inclusión de su hijo y otros muchos niños con diversidad funcional.