La artista en una fotografía de Ignacio Escuín.

Este sábado protagoniza en solitario una actuación en la Venta de Vargas. Antes, el viernes, participará en el espectáculo Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz, en el Teatro de Las Cortes a partir de las 20:00 horas.

Cena, buenos vinos y mucho arte convergerán este sábado en la Venta de Vargas, a partir de las 22:30 horas de la noche, gracias al talento de Carolina Castilla, cantaora de flamenco y saeta, que amenizará la velada con su actuación.

Alegrías de Cádiz, bulerías, fandangos... son muchos los palos que domina esta artista, perteneciente a un gran linaje en La Isla, y de los que hará demostración una vez más en la cuna del flamenco isleño. Adelanta a este medio algunos de los títulos que entonará, como 'Que no daría yo', de la gran Rocío Jurado, o 'Esos cuatro capotes', de Miguel Poveda. Eso sí, siempre se guarda algún tema para dar rienda suelta a la improvisación, "por si me lo pide el público", confiesa.

Carolina Castilla es una de las voces más valoradas del flamenco isleño. Artista con tablas, fue seleccionada este año por el presidente de la Real Academia de San Romualdo, José Carlos Fernández, como parte del elenco de Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz la cual, bajo su propia dirección y guión, se escenificará este viernes en el Real Teatro de Las Cortes como broche al 'Tríptico de la Pasión' que conmemora la faceta cofrade de los últimos 250 años en San Fernando.

No será la única. Además de Carolina Castilla, caracterizada con su mantilla gracias al asesoramiento de José María Merino y con una saeta especialmente compuesta para la ocasión que le ha facilitado Jesús Moreno, tendrán su espacio en el escenario la bailaora Pepa Peña y los coros San Juan de la Cruz y Logar de la Puente, además de otros actores, colaboradores y mujeres vestidas al estilo de la pasión.

La artista, que pronto comenzará las gestiones necesarias para hacer realidad su primera obra discográfica, se muestra nerviosa porque sabe que "vendrá a vernos mucha gente. A pesar de llevar tantos años cantando saeta, el Teatro de Las Cortes nunca deja de imponerme". Claro que cuando sube al escenario lleva a cabo su particular transformación, "se lo daré todo al público y a la organización por haber contado conmigo, espero no defraudarles".