(XII) La Isla y las Hermandades del Miércoles Santo
Hoy se trata de describir algunos apuntes sobre la hermandad a la que le corresponde cerrar el paso de las cofradías, que desfilan en este día por la Carrera Oficial. Hermandad que viene desde la parroquia del Santo Cristo y su título breve y simple en cuanto a su enunciado, no es otro que el de la Venerable Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y Nuestra Señora del Mayor Dolor, pero grande en cuanto a su antigüedad y a su venerado culto.
No obstante antes de continuar con la descripción propiamente dicha de esta Venerable y antigua Hermandad, conviene citar también unas breves pinceladas acerca de su sede canónica actual y no a la que tuvo en origen en la Iglesia del Castillo.
La existencia de la capilla del Santo Cristo data de los últimos años del Siglo, XVIII coincidiendo con el proceso evolutivo de la formación de la ciudad y fue construida sobre una parte de los amplios terrenos de aquella zona donde se ubicó, que era propiedad de un acaudalado señor llamado, Juan de Madariaga, nombre que tomó dicha zona.
Y en 1880 figuraba como una Iglesia cuya misión era de -ayuda a parroquias- al igual que la Iglesia de la Divina Pastora y en 1944 se convirtió en una parroquia auxiliar y de apoyo a otras feligresías de barrios aledaños como La Casería, la propia Pastora e incluso la Iglesia Mayor. Y no fue hasta el año 1946 cuando se convirtió en parroquia independiente. Siendo su primer párroco, el Rvdo. P. José Mera.
Iglesia más conocida entonces, como la Capilla del Cristo, del Cristo de la Vera-Cruz o del Cristo Viejo, que estuvo operativa hasta la construcción de la nueva Iglesia del Santo Cristo, tal como la conocemos hoy en la Plaza Madre Teresa de Calcuta, hecho que ocurría en los decenios de los años setenta y se inauguró concretamente en el año 1972. Y fue construida por los arquitectos, Fernández Castro, Guzmán Folguera y Pérez Arévalo en cuya construcción destaca la presencia sobria y rectilínea del hormigón visto. Siendo párroco de la misma, el que anteriormente había sido coadjutor del Rvdo. P. Francisco Pérez Barahona en la Capilla del Cristo Viejo. El Rvdo. P. Fernando Candanedo Robles, que fue el creador de la rifa de los célebres Seat-600 que por cierto se sortearon varios para ayudar a sufragar los gastos de la citada nueva parroquia.
La capilla del Santo Cristo se convirtió en una parroquia muy querida por toda su feligresía. Y en ella me bauticé, hice la primera comunión, la confirmación, ingresé en los Afligidos y permanecí como feligrés (vivía en aquel -para mí- entrañable barrio, concretamente en la calle San José y San Antonio, nº 4 que después fue 6 y Patrón 27 que después fue Servando Gutiérrez 29) hasta la mayoría de edad cuando me casé.
Su edificio entonces, presidía y daba nombre a la plaza del Santo Cristo. Y su estructura consistía en una sola nave con cuatro altares laterales; dos a cada lado, que más tarde se amplió con otro altar en su lateral derecho visto desde afuera; siguiendo la misma línea de los anteriores para alojar en él a los titulares de la hermandad de los Afligidos (Estudiantes).
Y en su altar mayor, como no, figuraba los titulares y un San Juan de la hermandad de la cual recibía su nombre: la Vera-Cruz. Disponía también de un pequeño coro, de un campanario rematado con una singular espadaña de tres arcos y un balcón de hierro. Así como de la sacristía anexa a la misma, a la que se entraba exteriormente por el callejón entonces sin salida y ahora convertida en la calle Gabriel González Camoyano.
Dicho esto y volviendo a esta Venerable Hermandad, he de decir que su antigüedad data nada menos que de la segunda mitad del Siglo XVIII (1784) y estableció su sede canónica en la Parroquia del Santo Cristo (de la Vera-Cruz o del Cristo Viejo).
Su único Paso de Misterio representa la 9ª Estación del Vía Crucis: ‘Jesús muere en la Cruz’. Cuya escena recrea el monte Calvario, Cristo muerto en la Cruz, y al pie de la misma su Santa Madre, el hijo muy amado, San Juan Evangelista y delante de ellos, se añade a dicho grupo, otro compuesto por María Magdalena que le ofrece el cáliz de su propia sangre derramada, María Salomé y María de Cleofás, cosiendo ambas agachadas un blanco sudario. Escena ésta última ajena al episodio, pero que dinamiza y refuerza el conjunto que presenta este majestuoso Paso de Misterio.
El Cristo de la Vera Cruz es una de las imágenes del Señor más antigua que sale procesionalmente en nuestra Semana Santa. Y junto al Cristo de la Buena Muerte de la hermandad de los Servitas, es de tamaño académico, mide 1 metro y 24 centímetros y es de autor desconocido. Sin embargo hay autores que lo sitúan entre los últimos años del Siglo XVI y principios del XVII. Y tal vez por sus matices pueda pertenecer a la escuela castellana; uno de esos matices se refiere a su pelo tallado y cubierto con pelo natural como lo conocemos hoy, pero más acorde con las costumbres y el gusto de las imágenes del siglo XVIII.
La Virgen, María Santísima del Mayor Dolor, también es una obra de autor desconocido y de las llamadas de candelero. Tiene un tamaño inferior al natural comparativamente con otras Vírgenes dolorosas y mide 1 metro y 35 centímetros. Y como ocurre con el Cristo, hay autores que la catalogan como una talla perteneciente al también Siglo XVIII y a su vez al barroco español de la escuela granadina.
Y fue restaurada por el prestigioso escultor sevillano, Juan Abascal Fuentes, durante el año 1984. Tiene una exclusiva particularidad que la distingue del resto de nuestras Vírgenes, que se deja ver poco por su actitud mirando hacia su hijo en la Cruz y la altura de su Paso. Pero quien tiene la oportunidad de verla de cerca, puede apreciar su desconocida belleza.
San Juan Evangelista, igualmente es de autor anónimo y como las imágenes anteriores sigue la misma línea y tiene el mismo tiempo de antigüedad de ellas. Mide 1 metro y 43 centímetros. Y fue restaurado por Alfonso Berraquero García en el año 1993.
Sin embargo la autoría de María Magdalena, María Salomé y María Cleofás, sí se conoce porque fueron encargas al escultor valenciano, Vicente Tena Fuster. Y donadas posteriormente a la hermandad por un devoto hermano, llamado, De Pando y Pedrosa en el año 1894… Continuará…
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