De nuevo 8 de Marzo Día Internacional de las Mujeres, una pregunta surge en mi cabeza, ¿qué lo diferencia del  8 de marzo del año pasado y del otro? Nada, esa es la única respuesta.

Las mujeres dentro del espacio laboral seguimos manteniendo esa brecha salarial que nos hace trabajar 22 días gratis para equiparar nuestro sueldo al de los hombres.

Los consejos de administraciones de las grandes empresas, a cargo de ellos. Al igual que en la esfera política donde en las últimas sesiones del congreso  tomamos la palabra una vez. Donde líderes políticos ponen su rostro para reivindicar el 8 de marzo.

Eso sí, copamos todas las portadas y prime time mostrando a una madre en el congreso que reclamaba conciliación que casualmente ella mejor que ninguna se podía permitir, dado que en su puesto de trabajo existía esa corresponsabilidad laboral y estaba dotado de un servicio de guardería.

Las mujeres asumimos jornadas reducidas o directamente renunciamos a promocionar laboralmente por no abandonar el cuidado de nuestras hijas e hijos, a día de hoy.

La maternidad entendida desde la perspectiva patriarcal es la verdadera brecha laboral que separa a la mujer de una igualdad laboral, salarial, social y representativa en la vida pública.

Solo si entendemos maternidad o mejor dicho el maternaje desde una perspectiva feminista con la implicación del padre y de la madre, así como de todos los agentes sociales, empresas e instituciones políticas, dejaré de preguntarme en qué se diferencia este 8 de marzo del anterior.

Solo si las mujeres nos empoderamos y comenzamos a asumir liderazgos desde el derecho fundamental que nos otorga nuestra Constitución haciendo prevalecer el artículo 14 como garantía de  la igualdad real y efectiva , dejaré de preguntarme que hemos conseguido.

Solo cuando la sociedad dejé plantearse que una mujer o dos no pueden viajar solas sin ser asesinadas, solo entonces dejará de tener sentido este 8 de marzo.

Virginia Barrera