Todo suma
Existen momentos, creo que forzados por los hilos del Universo, en los que nos parece estar navegando sin rumbo firme; al frente de un barco de pasiones que no puede salir de la tormenta porque su tripulación se cansó de luchar. Es entonces cuando nos planteamos hasta qué punto merecen la pena los esfuerzos, el afán por hacer de nuestras ilusiones el futuro de otros...
Cuando trabajamos por y con amor, cuando nos dedicamos a hacer lo que más nos gusta, no podemos andar midiendo cada paso que damos, cada piedra que levantamos. Lo que importa es la emoción de ver otro castillo elevado; uno que no se compone de arena, sino del respeto y la confianza, de la libertad y la verdad y, por supuesto, de los sueños y la esperanza.
En eso consiste ser maestro, en dar luz a las nuevas generaciones que vagan perdidas por una sociedad que se cansó de ser feliz; en entregar primero el alma y después los conocimientos, pues no hay persona que aprenda de un papel, pero sí cientos de niños que tan sólo quieren ser...
Nos limitamos a enseñarles el silencio y las normas en pro a una convivencia carente de vivencias, para que desde pequeños asuman que siempre habrá alguien por encima coartando lo que quieren hacer; abrimos sus cerebros y vertimos en ellos gran cantidad de contenidos vacíos, carentes de sentido para ellos, para sus almas, para su necesidad de crecer.
Pero no...no voy a generalizar más, porque también llega ese momento en el que miras a tu alrededor y decides seguir siendo tú; esa persona que eligió esta profesión porque ama a esos pequeños y extraños, pero extraordinarios, seres que son los niños; ese corazón que entendió que tenía mucho que aportar, demasiadas puertas que abrir como para tirar la llave que la vida le regaló.
Y es ahí cuando la calma y la templanza nos permite ver que no estamos solos, que hay más locos en el mundo queriendo dar cordura a esta locura; sabiendo que nosotros no abrimos las mentes, sino que las engrandecemos para que aprendan a pensar por sí mismos; no volcamos temas, sino que los hacemos realidad, haciendo de nuestra clase la calle y de las calles nuestras clases; no nos dejamos llevar por el sonido que nos marca el final de una jornada laboral, pues nuestro trabajo comenzó el día que lo elegimos y tan sólo terminará cuando la muerte nos venga a buscar...
Por todo eso, y como bien me dijo una Maestra, "todo suma". Así que seguiremos sumando la desgana de quienes se equivocaron de profesión, la torpeza de quien hace política con nuestras vidas y la falta de valores que rodea a la mayor parte de la sociedad; pero también vamos a sumar nuestra satisfacción al saber que seguimos haciendo las cosas lo mejor que sabemos, que no nos importan los resultados sino la forma más idónea y divertida de conseguirlos; y es que...tras esto pasamos a sumar los besos que los alumnos nos regalan cada mañana, las sonrisas que nos borran el dolor, la motivación que despertamos en sus vidas y la tranquilidad que sembramos en sus almas.
No dejemos que las decepciones nos consuman porque lo importante es que, al final, ...todo suma.