Unas navidades distintas
Todas las protestas de los miembros de El Ojo Crítico durante la recta final del 2015.
El mes de Diciembre empezó como había terminado el anterior, con nuestros políticos tirándose piedras y sin poner soluciones a las cosas que verdaderamente importan. Es algo que jamás entenderemos, ¿acaso no recuerdan lo que hicieron? y lo que es más importante, ¿no recuerdan lo que no hicieron y ahora recriminan a los demás?
Estamos en un país de locos. Algunos solo se dedican a pasearse, a mostrar lo buenos que son, pero las cosas se demuestran con hechos y no con fotos a cada sitio que visitan. Uno de ellos fue muy criticado por fotografiarse mientras entregaba alimentos en El Pan Nuestro. A todos les pareció vergonzoso pues somos muchos los que donamos y no necesitamos comunicárselo a los demás. No es forma de demostrar que se es buena persona o que se piensa en los demás, no señor.
Nos enseñan a pisarnos, incluso a humillarnos por una silla, en lugar de la unión o el compañerismo. Valores tan importantes para una persona y más en la ciudad con más paro de España. Nos llegó la noticia de que en la provincia algo bajó el desempleo, pero en San Fernando sigue la tónica negativa y no podemos seguir de brazos cruzados.
Las papeleras sin vaciar siguen siendo una constante, incluso hicimos seguimiento a varias de ellas que entre el 6 y el 14 de diciembre permanecieron en el mismo estado. ¿Cómo pretenden que seamos cívicos si no tenemos herramientas? Esta situación se agravó con la cabalgata de Papá Noel ya que ni siquiera se invirtió en un refuerzo como es lógico en estos casos. ¿Es problema de la ciudad, de los medios, o de los políticos? Es la pregunta que se hacían y siguen haciendo los miembros de nuestro grupo.
Lo mismo ocurría en las zonas verdes, aunque pensamos que es culpa de algunos ciudadanos más que de los servicios. Papeles, latas, excrementos de mascotas... y una gran propagación de pasionarias. Éstas salieron antes de lo habitual debido a la gran temperatura -parecía primavera en vez de invierno- para agruparse en colonias en cualquier zona con arbustos o pinos, hasta donde atraían montones de orugas. Incluso llegaron a convertirse en plaga en un colegio de San Fernando, donde los niños tuvieron que ser tratados con antihistamínicos. Fue entonces cuando el Ayuntamiento se puso manos a la obra dado el peligro que corrían personas y animales domésticos.
Por su parte, la página dedicada a los parques infantiles de San Fernando, nos mostraba cómo la situación del parque del Barrero, recién reinaugurado:
<<Se le sale el pegamento por los bordes, el césped artificial no es el adecuado y la empresa de limpieza no tiene maquinaria para la limpieza… El parque infantil del Barrero lleva menos de un mes pero ya se está derritiendo el pegamento del césped artificial y se está abriendo. Además se les olvidó ajustar el columpio, que se ha quedado tan bajo que niños mayores de tres años difícilmente pueden columpiarse>>
El 28 de diciembre nos informaban de algo que parecía una inocentada, la denuncia de los hosteleros "a quienes orinen en cierros y casapuertas". Asihtur manifestó al día siguiente su enfado ya que por la tensión que se estaba viviendo no vieron oportuna la broma.
Hacia las mismas fechas conocimos a Gregorio, un hombre que desesperado se colocó frente de las oficinas del Ayuntamiento en huelga de hambre tras siete años en paro y haber padecido cáncer. Nos contó que en esos momentos no tenía ni amparo ni auxilio por parte de la Seguridad Social, no cobraba la ayuda de los 45 ni la había cobrado nunca por problemas burocráticos. Estaba con las manos vacías y saliendo de una enfermedad. Tras nueve días de huelga aceptó una ayuda temporal de 330 euros durante seis meses -prorrogables por otros tantos- que fue tramitada por el área municipal de Servicios Sociales. Un parche temporal pero en ningún caso una solución.
Varios grupos hicimos, además, una recogida de alimentos donde se puso de relieve el carácter solidario de nuestros vecinos. Aprovechamos para dar las gracias a todas esas asociaciones que alivian a muchos isleños la pesadilla que suponen estas fechas para ellos.
Y hablando de Navidades, fueron muy completitas este año. Se empezó a adornar la Isla antes del 'puente' con su encendido incluido, hubo para todos los gustos pero, al menos, vimos una ciudad distinta. Se adornaron partes que nunca habían sido tenidas en cuentas. Raro era el día en que un buen grupo aparecía haciéndose fotos frente al gran árbol de Navidad de la Plaza del Rey. Las críticas se centraron sobre todo en la 'gran nevada', que al final lo fue de gente más que de copos. "Decepción, vergüenza, falta de seguridad..." fueron algunas de las quejas expresadas a través de nuestro grupo. Otro tema controvertido fue el de la casa de Papá Noel debido a la "patada" a nuestras tradiciones, si bien es cierto que este señor de barba blanca tiene mucho tirón. Es lo que la sociedad demanda.
La Navidad es una época de excesos en todos los sentidos, asume con una abrumadora doble tarea: mantener las tradiciones que se han vivido durante años y asimilar todo lo nuevo, lo que se pone de moda y genera tendencia. Solo había que asomarse a la calle Real para ver la enorme cola de niños que esperaba entregar la carta al gordito más entrañable. Eso es lo que verdaderamente importa: ver la carita de ilusión de nuestros hijos. Y si es por partida doble, mejor que mejor.