(X) La Isla y las Hermandades del Miércoles Santo
Hablar de La Venerable Orden Seglar de los Siervos de María y de su Santísima Virgen de los Dolores (Servitas) o de la Venerable Orden Tercera (VOT) y de su complejidad, resulta algo tan distante como remontarse al Siglo XVIII.
Sin embargo, existe documentación que avala la aparición de la Orden Tercera de Servitas y de Nuestra Señora de los Dolores en esta Real Villa de León, allá por el año 1759.
Pero esta aparición no sucedió solamente en la Isla, sino que también aparecieron vestigios de las mismas en Cádiz, Puerto Real y Chiclana. Y todas bajo los mismo conceptos estructurales y las de sus propias constituciones, que se regían hasta hace un siglo, por la que fue Orden Tercera, de la que pudiéramos decir la matriz, que entonces se encontraba en Cádiz y concretamente en la parroquia de San Lorenzo.
La Orden basaba fundamentalmente sus ejercicios espirituales y sus actos religiosos y piadosos; mediantes rezos y cultos en días concretos y señalados. Así por ejemplo, celebraban el rezo de la corona dolorosa, los terceros domingos de cada mes. También ofrecían un septenario al año que finalizaba con la festividad del Viernes de Dolores; culminando con una devota y mística procesión vespertina, que duró parte del Siglo XVIII y parte del XIX.
Estos cultos principales y preceptivos que en principio se realizaban en la Capilla de Santa María del Castillo de San Romualdo, estaba destinado a honrar fundamentalmente a su imagen Titular, Nuestra Señora de los Dolores, que más tarde de trasladó a la recién inaugurada Iglesia Mayor Parroquial, estableciendo allí su sede canónica; situándose en dicha Iglesia, entrando y a la izquierda, ocupando un altar en la llamada nave del Sagrario o del Evangelio.
Altar, nicho y bóveda que adquirió en 1766 la Orden de los Terciarios para el enterramiento de sus difuntos. Y hoy ocupa la cuarta capilla de dicha nave según se entra. Altar que recibe numerosas visitas diarias de sus hermanos, fieles y devotos que llegan a rezarle sus oraciones, aparte de la devoción que despierta esta bellísima dolorosa por su impronta; extendiéndose a otros fieles y devotos menos asiduos. Altar al que no le faltan cada día sus velas encendidas.
La autoría de esta singular y mística Virgen es desconocida, pero hay autores que coinciden en el italianismo de su origen y por sus rasgos, la sitúan a una imagen propia de la escuela genovesa. En cualquier caso es una imagen que quizás no apreciemos el valor artístico que realmente tiene. Pero eso sí, no puede evitarse la atracción que produce si la contemplamos detenidamente por su fina, dulce aunque dolorida belleza, que transmite por su pose y su actitud meditativa y de abatimiento con sus manos entrelazadas.
Hasta 1815 que la Orden Tercera redactó sus propias reglas hubo ciertos altibajos. La citada Orden, sufrió un largo periodo incierto de inactividad y postración, que duró hasta el 1900. Año que fue reactivada por el Arcipreste entonces del clero de la ciudad, Baldomero García. Pero en realidad no pasó más allá de quedarse en una pequeña congregación fundamentalmente de señoras muy fieles y devotas de Nuestra Señora de los Dolores.
Sin embargo fue entre los años 1972 a 1977 cuando realmente toma forma de Hermandad al uso y se funda merced a una quincena aproximadas de jóvenes isleños animosos de crear una hermandad nueva de connotaciones distintas a las tradicionales bajo la denominación de -Mater Amabilis- que perdura actualmente bajo las siglas VOT junto a la de Cádiz… Continuará…