¿Dónde están nuestros muertos? La fosa de la guerra civil del cementerio municipal de San Fernando
Tal vez esta sea la pregunta que se estén haciendo muchos de los familiares de las víctimas de la represión franquista en San Fernando, a raíz de las informaciones aparecidas recientemente en los medios de comunicación sobre las intervenciones arqueológicas en las fosas de los cementerios de las localidades vecinas de Puerto Real y Cádiz.
La fosa de la guerra civil del cementerio municipal de San Fernando ha estado localizada desde siempre, no ha habido que buscarla, como en el caso de Puerto Real. La fosa de nuestro cementerio, que no es la única que debe existir en la localidad, porque según los testimonios orales puede haber más en otros puntos de la ciudad, siempre ha estado ahí. Únicamente quince cruces, unas con nombres y otras con las iniciales del finado, y un pedestal central coronado por una cruz con la leyenda “1936-1939. Descansen en paz”, dan testimonio de algunas de las posibles víctimas que pueden estar enterradas en la misma, como consecuencia de la represión que se desató sobre los individuos que no eran afectos a los sublevados, tras el golpe de estado contra la legalidad republicana del 18 de julio de 1936. Porque es preciso recordar que en San Fernando no hubo guerra civil, no hubo enfrentamientos armados entre dos bandos, simplemente existió la represión contra aquellos que pensaban diferente o no comulgaban con los principios que pretendían imponer los sublevados.
Los trágicos momentos que se vivieron en San Fernando y en las localidades vecinas tras el triunfo de los militares sublevados, conllevaron el apresamiento y posterior eliminación de un número indeterminado de personas que eran enterradas a veces en su propia localidad o en otras poblaciones vecinas, con la intención del ocultamiento de la injustificada barbarie que se estaba cometiendo.
Pero este no es el campo de discusión en el que debe moverse el debate sobre la idoneidad de la posible exhumación de los restos óseos humanos que puede albergar la fosa del cementerio de San Fernando. Este tema seguro que no es primordial para los familiares de las víctimas que yacen en esta fosa. Porque el pilar fundamental de cualquier proyecto de exhumación de una fosa deben ser los familiares que ansían la recuperación física de las víctimas para darles un enterramiento digno, como cualquier persona de buena voluntad desearía para sus seres queridos. Aquí no caben ideologías ni partidos políticos, no caben bandos, no caben izquierdas ni derechas, ni rojos ni azules. Lo que verdaderamente hay que valorar es si el proyecto de exhumación está lo suficientemente maduro y elaborado para llevarlo a cabo, y sin contar con los familiares de las víctimas el proyecto nace ya muerto.
¿Cuántos individuos pueden estar enterrados en esta fosa? ¿Sabemos sus nombres, sus historias personales? ¿Quedan descendientes vivos que reclamen sus restos? ¿Están de acuerdo en que se exhumen? Estas son las primeras preguntas a las que deberíamos responder antes de empezar a valorar la posibilidad de actuar arqueológicamente en la fosa del cementerio de San Fernando.
Y les puedo hablar desde la experiencia al haber tenido el honor de participar como codirector en el proyecto de exhumación de las fosas de la guerra civil del cementerio municipal de Aguilar de la Frontera (Córdoba), coordinado por AREMEHISA, una asociación fundada y dirigida por familiares, que en todo momento se ha mantenido independiente de ideologías y de partidos políticos que quisieran capitalizar el proceso, y cuyo único objetivo fue siempre la búsqueda de la verdad, saber qué pasó con sus familiares desaparecidos y recuperar sus restos, para lo que se hizo necesario organizar un proyecto científico multidisciplinar de exhumación, identificarlos mediante ADN y entregarlos a los seres queridos, que habían esperado más de 75 años para darles una sepultura digna.
Sabemos por el libro de José Casado Montado Trigo Tronzado. Crónicas silenciadas y comentarios, que utiliza como fuente el Libro Secreto de la Iglesia Mayor, en el que se anotaban los feligreses de esta parroquia y la de San Francisco que eran asistidos por sacerdotes a la hora de su muerte, decretada por Consejo de Guerra o por Ley de Guerra, que podríamos estar hablando de 131 fusilados. De ellos, no todos eran vecinos de San Fernando y no todos fueron enterrados en las varias fosas que se presumen existen en la localidad, entre ellas la del cementerio municipal. Algunos serían trasladados a poblaciones vecinas como Puerto Real, en cuya fosa del cementerio de San Roque se están exhumando numerosas víctimas, entre las que nos consta deben estar algunos isleños.
Es necesario un trabajo previo de recopilación de documentación, de recogida de testimonios, de acercamiento a los familiares de las víctimas que pueden estar enterradas en nuestro cementerio, pasos fundamentales, por tanto, a la hora de abordar la posibilidad de intervenir arqueológicamente en esta fosa en el marco de un proyecto científico multidisciplinar. Y sobre todo, reflexionar entre todos si una ciudad como San Fernando, con sus peculiaridades, está preparada para revisar su historia más reciente, por muy trágica que pueda parecernos. Un pueblo que no conoce su Historia, está condenado a repetirla. No se trata de buscar culpables, se trata de asumir nuestros errores históricos para que nunca más ocurran en una ciudad como San Fernando que debe mirar al futuro, pero sin olvidar ni ocultar su pasado más inmediato.
Jorge Juan Cepillo Galvín
Arqueólogo. Especializado en arqueología funeraria y forense. Redactor del proyecto “Propuesta de intervención arqueológica y antropológica en la fosa de la guerra civil del cementerio municipal de San Fernando (Cádiz)”. Contacto: fusiladosanfernandocadiz@gmail.com
Hay cientos de fosas en toda España de los dos bandos. En Paracuellos hay una fosa común con miles de muertos (sacerdotes, monjas, jóvenes etc) asesinados por republicanos. Dejemos los muertos en paz
Juan,si yo fuera un muerto de los asesinados; atados con alambres y tirado encima de otros en una fosa común ....no deria un muerto que descansara en paz.
De los dos bando Ramón...de los dos bandos
Claro...esos muertos se merecen sepultura digna...
[…] Plaza del Rey”, o “el gran valor artístico de una obra de Aniceto Marinas”. Los detractores alegan en cambio “la imposibilidad de cerrar heridas que aún supuran”, “el […]
Juan, hubo en los dos bandos, pero a unos los sacaron para darles sepultura. Los otros siguen en cunetas, y sus descendiente, tan españoles como la demás y que también pagan sus impuestos, quieren hacer lo mismo
Es técnicamente imposible que haya cadáveres en cunetas por el simple hecho de que el agua los hubiera dejado al descubierto en poco tiempo. Lo que está enterrado, enterrado está, basta ya de esa ley cainita y visceral de la memoria histórica. Sería algo serio si se incluyesen todos los perjudicados desde 1934, cuando la sublevación de Asturias,auténtico inicio del malestar general del país y los actos bochornosos de los 5 años posteriores, y por supuesto, izquierdistas y derechistas, todos juntos. No hay nada que no se haya producido en los dos bandos, y las ejecuciones sumarias, el robo, la aberración y la destrucción encontraron las puertas de los corrales abiertas en esa fase negra y asquerosa de los años 30. Rigor histórico señores, basta de historias impuestas y basémonos en los hechos. No se pasará página mientras esto no se lleve a cabo y ciertos sectores se emperren en remover uuuuna y otra vez la escoria de las dos Españas con fines políticos.
es una paradoja que en la plaza del rey de San fernando Haya un burro encima de un noble caballo