Publicado el: Dom, 27 Dic, 2015
Nuestro Patrimonio

La fiesta de la invernada en Río Arillo

Bandada de correlimos comunes.

Bandada de correlimos comunes, al vuelo.

Hasta 7.000 aves pueden llegar a contabilizarse en un solo censo en esta zona del Parque Natural. La cifra total de ejemplares en la Bahía ronda los 100.000 durante el invierno.

Correlimos, andarrios, avocetas... y sus más múltiples variantes correspondientes a la categoría de 'aves limícolas' pueden observarse entre los esteros del parque, concretamente en la zona de Río Arillo durante unos meses que son "los más idóneos para disfrutar de este espectáculo natural", indica Paco Hortas, ambientólogo especialista en ornitología, "sobre todo si las condiciones son propicias con la marea baja y extensas planicies de fango".

Es el momento de la "invernada", explica, cuando aves de toda Europa vuelan hasta África, concretamente hasta las zonas de Mauritania y Senegal en busca de un ambiente más cálido. Sin embargo, hay que hacer paradas de descanso y algunas, incluso, optan por permanecer en el saco de la Bahía dadas sus excelentes condiciones naturales y climáticas. Es cuando los especialistas proceden a la contabilización de individuos en poblaciones "estables", antes de que el retorno complique esta labor en una nueva fase más cambiante a partir del mes de febrero. "Así podemos determinar los niveles de población en Europa, si van en una dirección o en otra, si aumentan o disminuyen en número", aclara Hortas acerca de una tarea que suele llevarse a cabo a mediados de enero pero con excepciones. Es el caso de la espátula, contabilizada precisamente ayer porque "vuelve antes que otras especies, lo que nos ha hecho variar la metodología".

Agujas colinegras (delante) y avocetas (detrás).

Agujas colinegras (delante) y avocetas (detrás).

La mayoría de estas aves vienen de Alemania y Países Bajos, especialmente de la zona intermareal de Wadden como estación ineludible hasta para aves que crían en Siberia. De ahí se trasladan hasta la costa atlántica francesa o hasta el sur de España antes de proseguir su travesía, a las Marismas del Odiel o al saco de la Bahía de Cádiz que llega a acoger por estas fechas en torno a 100.000 individuos.

Las limícolas son especialmente complejas de diferenciar ya que existen multitud de especies que, a su vez, varían el color del plumaje según la época del año. En invierno presentan uno más apagado en comparación con la etapa estival, cuando "los machos tienen que venderse como ejemplares lustrosos, buenos reproductores... algo que para las hembras es una garantía de buena descendencia". Por ejemplo, el correlimos común muda su barriga oscura y las plumas marrones del dorso a blanco y grises respectivamente, algo parecido a lo que hacen otras entre las que los visitantes podrán divisar agujas colinegras, archibebes o corlitejos patinegros.

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