Es la pregunta, metafísica y trascendental que todo ser humano que se precie se ha hecho alguna vez en la vida. Somos animales que nos dejamos llevar fácilmente por la corriente brumosa de la autocompasión. Solemos compararnos estableciendo nuestros propios cánones con el que tenemos al lado hasta el punto, de hacer uso de otras de las expresiones más recurridas en el pensamiento racional: ¿Por qué a él? (Entiéndase cuando a la otra persona le ha tocado la lotería, le han dado un día libre en el trabajo o es elegido delegado de la clase)

Pero esta expresión (¿Por qué a él?) viene infundada por otra de las características que nos hace únicos como especie: La envidia. Pero sobre eso escribiré en otro momento. Ahora no me apetece. Hoy vengo a hablar del “¿por qué a mí?”, y no del “¿por qué a él?”. Vuestras mentes perspicaces habrán reparado en que desde un primer momento, desde que le puse el título al artículo, tengo las ideas claras sobre lo que vengo a hablar. No penséis, por nada del mundo, que soy uno de esos articulistas que empiezan a escribir sobre cualquier cosa que les venga a la cabeza y empiezan a desarrollar teorías y a usar vocablos difusos con el fin de rellenar líneas.

Para nada, que yo vengo preparado.

Me he informado y he invertido largo tiempo de mi vida en el estudio y comprensión del comportamiento de los mosquitos. He pasado muchos años de mi vida harto, hasta los huevos podría decir, de que la gente pueda hacer sus vidas con normalidad, como si tal cosa, mientras estos dichosos bichejos no paraban de acribillarme a picaduras. Tenía que luchar contra esta injusticia. Y es lo que he hecho.

¿Por qué siempre me pican todos los mosquitos a mí?¿Por qué a mí?

Tengo información de primera mano, de calidad, aunque no creo que sirva para gran cosa, la verdad. Pero al menos tengo algo sobre lo que escribir este mes en el periódico.

Así me van las cosas.

El caso es que, al parecer, no todos los mosquitos pican. Los machos se alimentan de néctar. Son solo las hembras las que necesitan chupar la sangre humana como alimento (paradojas de la vida). Sustancias como las proteínas o el hierro, presentes en la sangre, son perfectas para el desarrollo y correcto mantenimiento de sus huevos.

 Las hipótesis sugieren que las hembras son capaces de detectar nuestra temperatura corporal y aliento gracias a una sustancia conocida como octenol, la cual está presente en ambos y cuyo olor pueden percibir incluso a 50 kilómetros de distancia. Hay mosquitos que aseguran la existencia de personas que son fácilmente detectables a distancias más extensas por el aliento y el olor sobaquil.

Pero no es solo nuestro olor corporal el causante de que piquen más a unas personas que a otras. Al comienzo de este artículo he recalcado que soy uno de esos desgraciados que atraen de forma desmedida a este tipo de bichejos. Si esto fuese por mi olor corporal, me hubiese callado la boca y no hubiese escrito estas líneas.

Que se piensan.

Hay otra serie de factores que podrían influir a la hora de que la señora mosquito elija a la víctima perfecta, como por ejemplo:

El tipo de sangre: Por ser la sangre su modo de alimentación, no es para nada extraño que también haya tipos que les resulten más atractivos. En una investigación realizada en Japón se pudo detectar que estos insectos tienen una extraña preferencia por aquellas personas que tienen sangre tipo O, incluso el doble en comparación con las de tipo A.

El dióxido de carbono: Basta con respirar para ser un blanco perfecto para los mosquitos. Resulta que ellosprefieren a esas personas que emiten más dióxido de carbono que a las que exhalan menos cantidad. Así que ya saben. Si no quieren ser una diana de picaduras, dejen de respirar. Se acabarán todos sus problemas.

Tomar cerveza: Otro estudio publicado en Journal of the American Mosquito Control Association, reveló que el solo hecho de tomar cerveza puede hacernos más atractivos para estos chupasangres.

Ya ven que mi irrefrenable atracción para los mosquitos tiene su explicación objetiva, racional y científica.

Las bacterias de la piel: Las bacterias de la piel pueden atraer la atención de los mosquitos, en especial si liberan algún tipo de mal olor. Esto explica por qué suelen picar con más frecuencia en los tobillos y los piesque son las partes donde más abundan las bacterias.

No me den las gracias. Ya sé que deben de haberse quedado de una pieza. Información privilegiada que, a partir de ahora, cambiará vuestras vidas. De este modo, pueden encontrar respuestas a la pregunta: ¿Por qué a mí? (siempre y cuando os la hagáis cuando os pican los mosquitos, claro).

Si sois personas que no tenéis por costumbre el hábito de la ducha, respiráis mucho o bebéis cerveza, ya sabéis lo que os toca.

Después no os quejéis.

Guarrindongos.