(VI.II). La Isla y las Hermandades del Lunes Santo
…Viene del artículo anterior… Y las bambalinas tienen el valor sentimental añadido, además del artístico, por el significativo hecho de haber sido bordadas con hilo fino de oro a través de un sistema de recortes ideado por Manuel Fraga Gómez, tristemente recordado por su fallecimiento tan prematuro.
Y en el techo del Palio lleva una reproducción de la Virgen del Pópulo de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, pintada por el propio, Alfonso Berraquero García.
El Paso de Palio de estilo barroco está confeccionado en alpaca plateada y toda su orfebrería: es decir los respiraderos, ánforas, candelería, faroles entre varales, faroles de cola y peana, salieron de los afamados talleres sevillanos de orfebrería de la viuda de Villareal, de los hijos de Juan Fernández y de Jesús Domínguez respectivamente.
En cuanto a la salida procesional el día establecido en sus reglas fue el Miércoles Santo pero nunca salió en ese día. Sin embargo sí lo hizo el Martes Santo de la Semana Santa de 1958. Y a partir de ese día, la viene realizando el Lunes Santo de cada Semana Mayor, excepto creo recordar en el año 2003. Que suspendió su salida por causa de la lluvia.
El largo y vistoso cortejo procesional de esta Venerable Hermandad, se caracteriza por llevar revestidos con sus túnicas a un abultado número de hermanos en sus filas, sobre todo de jovencitas y no tan jóvenes en las secciones naturalmente del tramo de la Santísima Virgen.
El color de las túnicas que se establecieron en las primeras reglas fue blanco para la túnica y capirote, y púrpura para el fajín y la capa. Sin embargo en su inicio se utilizó el color crema para la túnica y el rojo para el cíngulo y la capa. En la actualidad son de color blanco para la túnica, persistiendo el rojo para el cíngulo y la capa en la secciones del Cristo. Y azul para las secciones de la Virgen, con la particularidad que dicho color va en el escapulario que lleva la túnica sobre su hábito simulando el de los frailes carmelitanos. Túnica que por cierto causa un gran efecto novedoso y muy diferente comparativamente a las tradicionales túnicas de las demás corporaciones.
Otro detalle que de siempre ha sido muy significativo en sus vistosos desfiles procesionales desde su principio, ha consistido en la participación de las representaciones de algunas corporaciones locales hermanas y en ocasiones incluso venidas de afueras de la ciudad.
Lo que significa una muestra de sensibilidad, deferencia y cortesía hacía las demás hermandades; compartiendo juntas -el fervor y el sacrificio de la penitencia- y al mismo tiempo, aportando una combinación de mezclas y coloridos, que hacen más armoniosa su contemplación desde fuera, es decir desde la acera. Refrendando así como cierto, que la belleza, es la expresión visible tanto de la verdad como de la bondad.
Y no sé si será por eso. Pero lo que sí sé, es que sus Pasos son llevados, caminando suavemente y de la mejor manera posible por sendas cuadrillas de la asociación de jóvenes cargadores cofrades de la -JCC- tal como lo saben hacer y nos tienen acostumbrados.
También dispone desde hace tiempo (diría de las primeras en poseer) una soberbia y cómoda Casa de Hermandad en la calle Maldonado, nº 4. Muy próxima a la parroquia, que le permite tener los Pasos y todos sus enseres perfectamente guardados, bien acondicionados y por tanto bien conservados.
Y es la hermandad a la que seguramente se le contabiliza más retablos cerámicos distribuidos por nuestras calles, lo que nos da una idea, de la cantidad de fieles y devotos incondicionales que posee: Jesús del Ecce-Homo y su Bendita Madre de la Salud.
Lo que significa que esta Real y Venerable Hermandad, tiene la satisfacción de sentirse muy querida y arropada por su barrio de la Pastora. Y en general por el resto de la ciudad. Además de tener el prurito y el beneplácito honor por derecho propio en pos de su Misterio, de presentar cada Lunes Santo de cada -Semana Santa- al pueblo de la Isla de San Fernando, el más preciado de los títulos, que no es otro, que el que le corresponde por representar el episodio pasional del -Ostentatio Christi- es decir: ‘la presentación del Cuerpo de Cristo’.
Porque el otro título de Real que tiene, le viene por ser el Rey emérito Juan Carlos, I. Su hermano Mayor Honorario, dato que hasta ahora no se había comentado en este largo proceso como tantos otros apuntes y curiosidades dignas de referirlas, pero imposibles de contarlas todas.
No obstante hasta aquí se han recogidos algunas de las semblanzas y de los entresijos más interesantes de esta fantástica hermandad, que recuerdo alojados en mi mente. Y algunas de las escenas, como los primeros pasos de su fundación, vividos de primera mano por mi cercanía debido a la amistad con el Rvdo. Padre Arenas de feliz recuerdo y a su primer hermano mayor, al que igualmente conocí en el proceso de su fundación.
Y más tarde con otro de sus hermanos mayores, Jesús Cruz Foncubierta, a través de unas buenas relaciones de amistad, consesos y de fraternidad religiosa y cofrade, que mantuvimos dada la coincidencia de los cargos en nuestras respectivas hermandades.
No obstante queda mucho por saber de esta singular hermandad, en cuyo caso a los que estén realmente interesados, les recomendaría ampliar estos limitados conocimientos sólo de andar por casa con la lectura de la Historia de las Hermandades y Cofradías Isleñas.
O más concretamente con la historia de esta Real y Venerable Hermandad, que editó el libro de su propia historia de la pluma de un auténtico erudito y una autoridad en la materia, no sólo de estos dos libros citados, sino de tantos otros escritos por nuestro querido paisano, Fernando Mósig Pérez, gran persona y mejor historiador, a quien admiro con cariño por el rigor que le concede a sus investigaciones, del que me siento muy orgulloso, no sólo por haberlo tenido como alumno y ahora como amigo, sino por considerarlo un gran maestro en la materia.
Y agradecer a Alejandro Díaz Pinto, por su magnífico y merecido artículo dedicado a Fernando, el pasado mes de mayo en el diario digital el Castillo de San Fernando. ¡Gracias Alejandro!
Por último y en este reparto de gratitudes. Tampoco puedo eludir transmitir mi profundo agradecimiento a nuestro prolífero escultor, hijo predilecto de la Isla y amigo, Alfonso Berraquero García, por tanto amor puesto en esta su querida hermandad. Y a tantas otras imágenes que tenemos la suerte de poseer aquí, entre las muchas que han salido de sus manos.
Y a la Hermandad y a su Junta de Gobierno, desearles un futuro esplendoroso mostrando la joya de la seña de identidad más valiosa que poseen: Ecce Homo; ’He aquí el hombre…’ Sólo que este hombre no es otro que el mismo Jesucristo ¡El Señor! Y su excelsa, protectora y bellísima Madre ¡Santa María de la Salud!.
Gracias Jesús por tu apoyo y por los buenos tiempos que juntos compartimos. Recibe un afectuoso saludo.