¡Nuestro himno nacional!
Los recientes atentados de Francia traen a mi memoria, lo que desde siempre me he preguntado ¿Por qué razón nuestro himno no se canta por falta de letra?
Y creo que junto a San Marino y Bosnia-Herzegobina, son pocos o ningunos los países que -no las posean- en el resto del mundo por pequeños que éstos sean.
Sin embargo buscando antecedentes, no sólo encuentro varias propuestas de letras dedicadas a dicho himno, sino que también encuentro a diversos autores que en su momento las escribieron.
Y me refiero a escritores, poetas, políticos, deportistas y cantantes, que pusieron todo su interés en realizarlas durante distintas etapas de nuestra historia, sin conseguir que obtuvieran el grado de ‘oficialidad’ ningunas de las letras propuestas.
Y no fueron pocos esos momentos ni los años en los cuales lo intentaron: 1761 - 1843 - 1927 - 1928 - 1997 - 2000 - 2002 y 2007. Ni tampoco fueron pocos sus autores: Manuel Espinosa de los Monteros, Ventura de la Vega, Eduardo Marquina, José María Pemán, Bartolomé Pérez Casas, Jon Juaristi, Luis Alberto De Cuenca, Alberto Linares, Ramiro Fonte, Paulino Cubero, el Comité Olímpico Español representado por Leonardo Dantes. Y por último, Joaquín Sabina.
Todos los cuales aportaron textos, versos, poemas y estrofas relativas a su letra. Incluso en la conocida y popular enciclopedia Álvarez -de texto en la enseñanza básica- de aquella época, aparecía una versión, aunque omitiendo el nombre del autor de la tan discutida letra.
A pesar de que la ‘marcha real’ antiguo himno o marcha de granaderos (marcha militar de autor anónimo) ha sido considerada oficialmente como el himno de España desde el Siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III. Pero sin la oficialidad de la letra (siendo quizá la más adaptada, con matices, la de Pemán). Letra que se ha cantado, no obstante, en contadas y esporádicas ocasiones generalmente fuera de España, y a veces por error en algunos eventos deportivos.
Y como noticia de última hora tomada de la red, se ha producido un nuevo intento personal de otra -nueva letra- aportada por el compositor, Víctor Lago Pérez, que la ha presentado en el Congreso de los Diputados, con el propósito y la esperanza de que en esta ocasión por fin prospere. En cuyo caso y como no puede ser de otra manera, estaremos a la espera -nada cierta- de su aceptación tantas veces rechazadas.
Por otra parte si nos retrotraemos a nuestra infancia y a nuestros primeros pasos tanto en el hogar como en la escuela y en la sociedad misma. Por doquier todos hemos -cantado juntos y unidos- compartiendo ideas y sentimientos. ¿O no hemos cantado también en la vieja escuela utilizando ‘la pedagogía del canto’ para aprender la tabla, el mapa o el abecedario? ¡Y vaya que lo aprendíamos!
¿Quién de niño con las manos entrelazas no ha formado un corro jugando y cantando canciones juveniles con mensajes tiernos, estimulantes y divertidos? ¿O a quién su madre no le ha cantado una nana para dormirse? ¿O de mayor perteneciendo a un coro, a una peña, o a un equipo de fútbol, ha cantado en torno a unos ideales significativos por quien luchar y defender?
Las canciones -todas- llevan una buena dosis de valores y además son fuentes fértiles de mensajes de amor, de ideas, de sentimientos y de participación. Y a veces de protestas, reveses y advertencias también.
Pero siempre constituyen un buen medio de satisfacer un deseo individual o colectivo. Véase los himnos de los equipos de fútbol, de los que aquí tenemos muy buenos ejemplos.
Y en mi opinión y sin ningún tipo de partidismo; que no sea el basado exclusivamente en sus letras, sus mensajes, sus músicas pegadizas y en sus interesantes niveles de participación masivas.
He de refirme a los himnos del Sevilla (muy conseguido por el acierto de su autor, el conocido Arrebato). Así como los de Barcelona y Madrid por citar a los más representativos.
Otra cuestión digna de observar que evidencia la ausencia de la letra en nuestro himno nacional, como se viene comentando, la sufren y la padecen los españoles cuando se encuentran fuera de España.
Pero eso sí, son tan recurrentes, que saben corregir la ausencia de dicha letra mientras residen en el
extranjero; supliéndola con la canción ¡Qué Viva España! de Manolo Escobar o bien por la singularidad que representa, la otra y significativa canción: ¡Suspiros de España! de Concha Piquer, sobre todo cuando se vive lejos de España.
Y si a toda estas exposiciones le añadimos, la manera con la que los franceses han reaccionado ante la barbarie padecida; mostrando una lección ejemplar y un gran comportamiento respecto al orden, la unidad y el patriotismo como se ha reflejado repetidas veces: -cantando ‘todos’ su himno nacional- cuanto menos, no se puede soslayar otra cosa que no sea una envidia sana de la reacción de un pueblo entero y unido ante una causa común. Y dedicarles en su propia lengua un ‘chapeau’ por su civismo y ejemplaridad.
Y acabo con la misma pregunta que comencé en cuanto a -la letra del himno- que es de lo que se trata ¿Cuántos deportistas españoles ganadores de muchos eventos y competiciones deportivas: torneos, juegos, olimpiadas y tantos etcéteras? ¡Se ven impedidos de cantar nuestro propio himno!
¿Y cuántas veces en los encuentros internacionales de fútbol, el himno de la selección española no se pueda cantar con su letra, la que sea? Y en su lugar se cante un ridículo -tara rareo- al son de la música como: na na na na, nanananana, na nana naná….. Qué sinceramente no sabemos exactamente cómo definir? ¡Increíble pero cierto! ¿No lo creen Ustedes?.