El sentido común
Ramón Gómez de la Serna, prolífero escritor, biógrafo y periodista español de los llamados de la generación de los 14, decía que el -sentido común- es el menos común de los sentidos. Pero su uso y aplicación, constituye la resolución de muchas situaciones decisorias, incomodas y a veces imprevistas, que se presentan inevitablemente alguna vez, durante el transcurso de nuestras vidas.
Y es que para ejercitar el -sentido común- no es necesario estudiar en la universidad o hacer un máster, ni siquiera hace falta asistir a la escuela para desarrollarlo.
Por otra parte estamos en los tiempos donde las palabras, la conciencia y el sentido de las cosas y de los acontecimientos, no sólo han dejados de ser iguales, sino que tampoco se muestran acordes con el significado y la realidad que tienen.
Para comprobar lo descrito basta citar algunos ejemplos cómo los que se dan en el campo de la enseñanza. Y es que ahora en los centros escolares se le denomina -segmento lúdico- a lo que ha sido siempre el ‘recreo’ o llamar -disruptivo- a un alumno ‘díscolo’. O los cambios de nombres que se producen en el mundo laboral, aunque sigan realizando las mismas funciones, prefiriendo no señalar a ninguno para no herir sensibilidades.
Todo esto, recuerda la cita del orador y escritor norteamericano, Dr. Stephen Richards Covey, fallecido en 2012, que fue autor de varios e interesantísimos libros, entre ellos -Los siete hábitos de las personas altamente efectivas- donde dice: ‘Si seguimos haciendo lo que estamos haciendo’. ‘Seguiremos consiguiendo lo que estamos consiguiendo’. Y como observarán, ‘esta máxima’ por reducción al absurdo, no puede ser más acertada a una realidad que no sólo está a la vista, sino que ante la pasividad de todos, la hemos venido contemplando y aceptando dócilmente.
Y no hay una asignatura del sentido común, sino que es una cualidad innata, que con certeza poseemos en mayor o menor grado todos los mortales aun con sus limitaciones. Pero cada cual, tiene la capacidad de utilizarlo y de ejercerlo desde su posición cualesquiera que sea.
Aunque a veces -el sentido común- puede que no sea un don, sino más bien un castigo sobre todo cuando se tiene que convencer al que no lo tiene o al que teniéndolo no lo ejercita.
Sin embargo el sentido común es vital y está constatado que en ocasiones muy difíciles y extremas, resulta ser una pieza clave y fundamental; cuestionando las presiones, los intereses y las especulaciones, que por innecesarias que sean, aparecen, se desarrollan, crecen, se reproducen y "difícilmente mueren".
Y si en cualquiera de las situaciones que se manifiestan como erráticas en un sector privado determinado, no se resuelven aplicando el sentido común, entonces se ‘penalizan’ a sus responsables. En cambio en el sector público los errores que se producen, a veces muy graves, no transcienden ni se sancionan en la misma medida: justa, lógica y deseada.
Por eso ¿Creen ustedes o quizás consideran que es de -sentido común- cometer tantos errores? ¿Qué sucedería si ‘estos errores’ se pagaran por los responsables en la misma proporción de los daños ocasionados? ¿Sería acaso de sentido común?.
Pues por eso, solamente creo en el trabajo eficaz, bien hecho y en la honradez de las personas (hombres o mujeres) con ese espíritu común por resolver las cosas. Personas que todavía las hay y por cierto, muy buenas, responsables y brillantes, pero tal vez el sistema les impiden actuar con ‘sentido común’.