¿Qué es la fibromialgia?

Se trata de un proceso caracterizado por la presencia de dolor musculoesquelético generalizado y una exagerada hipersensibilidad en múltiples puntos predefinidos, sin alteraciones orgánicas demostrables.

Se suele acompañar de alteraciones en el sueño, fatigabilidad y síntomas ansio-depresivos, afectando a las esferas física, psicológica y social de los pacientes.

Esta enfermedad afecta en España entre el 2,1 y el 5,7% de la población adulta, según los diferentes estudios publicados, lo que da idea de su importancia y magnitud. Nueve de cada diez casos son mujeres.

¿Cuál es la causa?

No se conocen con certeza todavía las causas de la fibromialgia, aunque se sospechan factores relacionados con el sistema nervioso central y sustancias neuro-hormonales en sujetos predispuestos genéticamente. Algunos autores la clasifican dentro de los trastornos por somatización aunque en los últimos años esta creencia se está desestimando.

¿Cómo se diagnostica?

Los criterios para diagnosticar la fibromialgia se basan únicamente en la clínica, es decir, en la presencia de unos síntomas, pero sin pruebas de laboratorio o de imagen que ayuden al diagnóstico. Esto dificulta aún más su estudio y por supuesto su tratamiento.

Sin embargo, los estudios de rutina analíticos y de imagen son importantes para ayudar a descartar otras enfermedades de sintomatología similar (artritis reumatoide, lupus, polimialgia reumática, hipotiroidismo, neuropatías, etc).

¿Cómo se trata?

Se acepta universalmente un tratamiento multidisciplinar para combatir la fibromialgia y conseguir importantes mejoras en la calidad de vida y en la adaptación psicológica de los pacientes, sobre todo a medio y largo plazo, ya que actualmente no existe remedio curativo.

Para ello se utilizan diferentes medidas, unas que puede ejercitar el paciente fácilmente y otras que deben de ser indicadas por profesionales.

Entre las medidas que puede ejercitar el propio paciente sin adiestramiento previo están:

• Medidas de higiene del sueño.

• Técnicas de relajación: Tai chi y estiramientos suaves.  También la relajación progresiva utilizando una cinta para dormir o música suave ayudan a conciliar el sueño. 

• Ejercicio físico suave.

Interesa actuar de forma simultánea sobre otros factores: modificación de la conducta, evitar la sobrecarga, eliminar la aparición de factores exógenos como frío y  humedad, evitar posturas forzadas y situaciones de estrés.

Entre las medidas que necesitan indicación profesional se encuentran:

Fármacos. Se utilizan principalmente para el alivio del dolor y para tratar los trastornos del sueño y del estado de ánimo si fuera necesario: antidepresivos, antiinflamatorios no esteroideos, antiepilépticos, hipnóticos y/o relajantes musculares.

Intervención cognitivo-conductual (incluye la psicoterapia cognitivo-conductual, el entrenamiento autogénico, ejercicios de relajación, meditación, hipnosis, imaginación guiada, biofeedback y educación) que debe ser practicada por personal experto.

Terapia ocupacional, bajo la supervisión de terapeutas ocupacionales diplomados. 

Por último, la estimulación magnética transcraneana parece reducir el dolor de la fibromialgia con resultados comparables a la terapia farmacológica.