Hoy he revivido parte de mi pasado. No es que haya mirado hacia atrás, tan sólo he vuelto a sentir lo que hace años experimenté. Muchas personas pasan por nuestra vida y se van como si de ellas no quedase nada. No es así, todos los seres que nos rodean, incluidos aquellos que nos desagradan, están o han estado a nuestro lado por algún motivo.

Hablando con una de mis guías espirituales, hemos llegado a la misma conclusión: Hay gente a la que amamos, pero que no quieren seguir siendo amadas por nosotros o, tal vez, deja de compensarnos la entrega que tenemos hacia ellos. Esto no es malo, ya que se trata sólo de la propia evolución personal de cada uno y, en esto, no podemos imponer nuestro criterio, simplemente dejarnos llevar por las necesidades de cada cual; sin reproches, sin alejamientos que supongan dolor.

Sin embargo, lo mejor que he sacado de la conversación ha sido poder observarme junto a ella hace unos años. Cuando aún no sabía ni quién era yo misma, comenzó a darme las bases de sus aprendizajes. No sólo me lo entregó a mí, sino a todos con quienes se relacionaba. Ahora, como he comentado, algunos quedan atrás, pero lo bello del momento es haberme dado cuenta de que, a día de hoy, yo sigo a su lado, no sólo como alumna, sino también como compañera, como amiga, como mucho más que un familiar. Según voy avanzando, creo haberme convertido también, gracias a todo esto, en alguien capaz de guiar a otros hacia su propio interior.

Recuerdo mi imagen al escuchar todas las increíbles cosas que me contaba, cómo aquello despertaba una parte desconocida de mí alma y cómo, a su vez, todo eso ha ido creciendo en cada experiencia que he tenido de forma individual. Ahora todo lo que me regaló se ha convertido en mi razón de vivir. No quiero ser ella ni vivir su vida, no podría aunque así fuese; pero quiero seguir evolucionando como veo que su alma aún lo hace, con la energía que a veces le falta, pero con todas las ganas que siempre sabe encontrar.

Quiero plasmar mis letras para dar las gracias al Universo por haber sabido mover los hilos que me han ido conduciendo a todo lo que hoy sé, siento y sigo aprendiendo. Es bonito cuando nos hacemos conscientes de nuestra evolución pero, para mí, es mucho más bello poder ver con tanta claridad que nada de esto hubiese sido posible si no hubiese escuchado y sentido lo que otros tenían que enseñarme.

La vida nos une con fuertes lazos a esas almas que no sólo estarán en esta vida, sino que, pase lo pase, nos acompañarán por toda la eternidad. Por eso, abracemos con amor a todos los seres de este planeta, pues nadie es menos que otros y nadie será más; pero, sobre todo, hagamos patente el sentimiento en quienes viven cada día para iluminarnos los oscuros senderos que a veces nos muestra la vida. Por ellos, por vosotros y por nosotros mismos...seamos siempre lo que queremos ser, sentir y soñar...

Gracias...Soledad.