Agosto consagra su ecuador a la Divina Pastora
La Copatrona recorre las calles de su feligresía arropada por los fieles.
Hace poco más de horas ha salido la Divina Pastora en su paso dorado, en su día perteneciente a la Patrona, por el dintel de la puerta de su templo carraqueño, del cual es titular, coronado para la ocasión con el cartel recordatorio de su coronación, celebrado hace ahora 12 años.
Inmediatamente empezaron a sonar las campanas de la iglesia para, tras ello, aparecer las insignias de las hermandades penitenciales de la parroquia, Misericordia y Huerto, seguidas de los 'Simpecao' y 'estantarte bacalao' pastoreños. Entonces apareció la titular y comenzaron a sonar las primeras marchas procesionales, en su mayoría alegres, como corresponde a una gloria del mes de agosto, la misma alegría que se deduce de los vecinos que se han tomado la molestia de exornar la calle Marconi -por donde pasa la Virgen nada más cruzar la plaza-, con guirnaldas, banderolas y mensajes tipo ¡¡viva la Divina Pastora!!, ¡¡Viva el Pastorcito Divino!! Especialmente emocionante ha sido el paso de la procesión por una alfombra dibujada con arena y tiza en cuyo centro destaca la imagen de la Sagrada Familia. Los devotos, pronto, trataron de recoger a modo de recuerdo parte de ese suelo por el que había transcurrido el trono de su señora.
Y así, andando a ritmo sevillano, llegó el paso a la 'curva' de Capitanía. Justo delante del busto del Beato Marcelo Spínola aguardaban impacientes los abuelos de la residencia de ancianos de la 'Cruz Roja', para quienes la Pastora se giró mostrando su semblante antes de continuar una procesión al son de las marchas triunfales. En este caso la imagen, de finales del siglo XVIII, vestía la saya de la coronación realizada por los talleres de Fernández y Enríquez -mismos responsables de los ricos faldones bordados en oro y sedas de colores-, así como el manto verde conocido como de las 'granadas' por sus apliques color rubí en forma de dicho fruto. El Niño Jesús, por su parte, estrena unos zapatitos bordados en oro por Dolores González Fuentes que han sido donados por la familia García Collada.
En este momento prosigue la procesión de la Copatrona en una agradable noche estival que por la brisa suave invita a los isleños a disfrutar de un festival de arte, tradición y devoción.