Publicado el: Vie, 19 Jun, 2015
Opinión

Abriendo los ojos

Art.74Miro mí alrededor y me pierdo en la nube de emociones negativas que rodea cada día nuestro entorno, en los sentimientos de odio, mentiras, rencores y venganzas. Parece que hablo de algo que no puede tocarme, que no está cerca, pero la realidad es que lo vivo cada día a mi lado, en personas que aún no saben quiénes son, que sólo esperan que les enseñemos cómo ser mejores, cómo actuar correctamente, cómo no cometer nuestros mismos errores.

Sí, son los niños los que me parten el corazón por verse influidos por medios tan tristes y vacíos como son las televisiones; esas cajas llenas de falsedades que van convirtiendo el mundo en todo lo que nuestros líderes consideran la mejor maneras de despistarnos de la verdad. Cambian leyes y pintan de colores lo que sólo contiene oscuridad, escribiendo entre sus líneas el fracaso que les permita ganar más dinero, realizar la menor inversión para nuestro futuro. Cuanto más fracaso escolar más fracaso social, más fácil controlar las mentes que crecieron llenas de todo lo que jamás debieron saber.

Si todo es mentira por qué dejarlos que se llenen de ellas, por qué debe saber un niño que los políticos "son ladrones" o que sus padres no trabajan por la crisis. Los niños tan sólo deben saber que todo lo que sueñen se podrá hacer realidad con su esfuerzo, su positividad y sus ganas de ser cada día un poco más..., un poco mejor...

No me valen las lágrimas de hambre mientras me lo cuentas por tu washap, a través de un móvil que cuesta lo mismo que tu comida de dos semanas, que vale mantenerlo como a tus hijos, esos que ahora juegan con su videoconsola, los que no se pierden un capítulo de dibujos, ni pueden quejarse de no tener regalos en Navidad. Millones de personas mueren de hambre y frío cada día. Eso es crisis, eso es triste, eso es verdad. Los demás...no tenemos más problemas de los que nos quieren hacer creer. Ahora no sólo permitimos que otros mueran, sino que hemos decidido dejarnos llevar por esta marea negra.

Sigo mi día y me siento a contaros con mi corazón entre los dedos todo lo que veo, siento, creo y, lo mejor, compruebo... Y es que, a pesar de todo esto, se puede ser feliz si dejamos de creer que para ello necesitamos cosas materiales. Nos basta con tener un techo, comida y una familia que nos quiera. Pocas personas de nuestro alrededor pueden decir que no lo tengan...entonces...¿por qué tanto caos a mi alrededor?¿Por qué tanto drama?¿Por qué creer que el mundo está acabado y que con él van a morir también todos nuestros sueños?

Puedes elegir caer en el pozo de mentiras que nos contaron o, sencillamente, comenzar a hacer algo por la persona más importante de todo el Universo...Tú. En la primera opción obtendrás la oscuridad que te aleje del mejor camino; en la segunda, empezarás a sentir la maravilla que supone mover los hilos de tu propio destino.

Sobre el autor

- Escritora, maestra y loca soñadora. Con el firme objetivo de ser feliz a cada segundo y compartir con el mundo cada sonrisa, cada sueño y cada aprendizaje que el Universo nos permite experimentar.

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