Otro cambio
Desde tiempos inmemorables, o mejor dicho, desde que yo tengo recuerdos de campañas electorales, siempre hay algún partido que hace de ‘el cambio’ su lema. Todos los partidos, de todos los colores e ideologías, lo han usado en alguna ocasión. Entiendo que para los publicistas, los del marketing, las cabezas pensantes tras las campañas, debe ser complicado con tantas elecciones, pero, sinceramente, el tema ya no solo cansa, sino que, en algunos casos, causa hilaridad.
Adolfo Suárez, Felipe González o Rafael Escuredo son algunos políticos que usaron el cambio en una época en la que realmente tenía sentido, teniendo en cuenta de dónde veníamos. Sin embargo, que personas que llevan 30 años sin bajarse de un coche oficial intenten vendernos ese supuesto cambio no tiene explicación lógica alguna, por muy faltos de talento que sean sus publicistas.
El ex presidente Suárez dijo en una ocasión, “un presidente no puede decir que conoce bien lo que está pasando porque ve los atascos de tráfico desde el helicóptero”. Esa frase vale tanto para un presidente de gobierno, como para uno autonómico, de alguna Diputación o para alcaldes y ediles de cualquier pueblo. El sillón suele nublar la vista independientemente de la altura del mismo.
A pesar de eso se empeñan en intentar aparentar ser ‘del pueblo’ durante dos semanas cada cuatro años. Se empecinan en mostrarse como los descubridores de la transparencia, al tiempo que reniegan de numerosos altos cargos imputados que, en muchos casos, fueron nombrados por ellos mismos. Si alguien cree que estoy pensando en dirigentes como Esperanza Aguirre o Rita Barberá, puede que incluso acierten.
El delfín del PP en Andalucía, Moreno Bonilla, ha sido otro de estos iluminados que durante las últimas elecciones ha apelado a ‘el cambio’. Sin duda, de cambios debe saber muchísimo; las veces que ha cambiado su currículum según conviniera en cada momento, es asombroso.
La marca blanca del Partido Popular, Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, también se apuntó al original lema del cambio para las andaluzas. En ese caso, debo admitir, sí pudimos apreciar algún cambio: el programa económico presentando a bombo y platillo, en varios capítulos, ha resultado ser más liberal que el del propio PP. Todo lo contrario de lo que nos habían estado vendiendo estos años.
Tan lejos llegan en su obsesión por protagonizar algún cambio, que llegan hasta a decir querer cambiar lo que, en realidad, desean continuar. A nivel local, en Sanlúcar de Barrameda, la candidata por Ciudadanos ha comenzado una campaña bajo el lema ‘Sanlúcar pide cambio’. Alguien le debería haber explicado, pienso yo, que a nivel autonómico podría valer el lema, pero aquí, donde llevan gobernando ocho años no es muy acertado. Esas cosas suelen ocurrir cuando pasas de independiente a dependiente total y acabas copiando y obedeciendo por defecto, sin pensar.
Cerraré esta columna con otra frase de Adolfo Suárez que viene al dedo: “Brindo por el pueblo español, esperando que tenga unos dirigentes mejores que los que actualmente posee”.
Dependerá de nosotros. ‘No’ rotundo a los de los recortes y ‘no’ rotundo a su sucedáneo.