La Calle Real en 16 capítulos; capítulo (VI)
…¡Qué jugadores! Chispa, Cría y su hermano Paquito Belizón, Mejías, Cardoso, Periñán, Jiménez, Diego Lucas o Mariano y Alías, por citar a algunos de los autóctonos y los foráneos: Devesa, Lolín, Petralanda, Villita, Bouzo, Urribaren, Lax, Genil o los hermanos Ayala. Y pegado a este edificio le sigue el Banco Caja (cerrado).
A continuación la Casa-Edificio del siglo XVIII de la familia Cano que resiste estoicamente. Casa donde vive actualmente José María Cano Trigo, Cartógrafo ilustre de la Armada y Premio Nacional Virgen del Carmen de La Cartografía Española, que pese a sus casi noventa años de edad mantiene todavía viva una mente fresca, sabia y privilegiada, así como una buena fortaleza física: baja y sube al menos dos veces al día los 37 escalones que tiene su casa. También continúa en el mismo edificio el despacho de Abogados que fue de su hermano Miguel administrado por dos de sus hijos: Miguel y José Javier. Casa singular e histórica adónde las hayas y poco conocida por la inmensa mayoría de los isleños. Sin embargo declarada BIC (bien de interés cultural) porque en ella estuvo instalado el Estado Mayor de los ingleses con motivo del asedio francés durante la guerra de la Independencia a La Isla, además de ser refugio, aposento y cobijo del Santísimo Sacramento, previo a la contienda nacional para poderles dar la comunión a los enfermos.
José María Cano es Tío de la hermanas Trigo que eran cinco y entre las cuales (María y Milagros) fueron camaristas de la Virgen de los Dolores, Titular de la Hermandad del Nazareno. Virgen que tuvieron algún tiempo las citadas hermanas guardadas bajo su responsabilidad y custodia en su propia casa de la calle Las Cortés. Y volviendo a la de José María Cano, no se puede soslayar porque sería un pecado no hacerlo por intuir además, que tal vez sea poco conocido por los isleños, que en el interior de la casapuerta de dicho edificio y al fondo una vez traspasado el arco y en la parte superior del mismo y a su espalda, existe un azulejo donde se referencia a dicha casa con el nº 217 correspondiente a la numeración de la calle en aquel entonces -hoy nº 26- que figura en su exterior. Y en la parte superior de la pared lateral izquierda hay otro azulejo que data la fecha de su construcción en el año 1784. Así mismo describe también el papel que ocupó este regio Edificio albergando al Estado Mayor Inglés durante el asedio francés a La Isla y en los años comprendidos entre el 1810 y 1812.
Le sigue la Oficina de Información y Turismo instalada en la antigua casa Barón, lugar donde estuvo también el Casino de San Fernando (que ahora se limita su visión colocando delante de él una Marquesina y otros elementos relativos al tren tranvía), y delante de dicho inmueble fue el lugar elegido como parada tradicional de los autobuses que iban hacia Cádiz. Y en ese mismo sitio, aparecía como salidos del suelo los señores del Fielato, que era el nombre que recibían aquellos personajes, cuya misión consistía en ocuparse de cobrar unos arbitrios y tasas municipales sobre el tráfico de mercancías a los supuestos viajeros, que venían con algún producto de afuera. El Fielato también tenía una caseta en las inmediaciones del puente Zuazo. Fue como una especie de aduana que los propios viajeros procuraban soslayar quitándose pronto y diligentemente de en medio.
Le seguía al lado, la peluquería de la familia de los Montes de Oca, la Marisquería que fue Casa Luis y ahora Casa Fierro. Ah! olvidaba citar el Tostador de Café de Cruceira (desaparecido), que por cierto inundaba con su aroma a toda la calle Real hacia abajo con viento de poniente y hacia arriba con el de levante. Y en este punto se detiene la descripción para seguir con La Plaza de la Iglesia. Pero eso será después de describir igualmente a la acera de la izquierda y a la misma altura en la que comenzó la que ahora se ha descrito.
Así que continuando de nuevo por la izquierda desde la citada Plaza Font de Mora. Sigue éste relato a partir de la esquina de la Calle Real con la confluencia de la calle Benemérita de la Guardia Civil en cuya esquina existió la Farmacia primero de García Roldán y después de Rodríguez Prada, la que más tarde se instaló enfrente y próxima al Ambulatorio hoy Centro de Salud Almirante Laulhé, donde sigue regenteada ahora por sus hijas, las licenciadas Reyes Rodríguez Mariscal y Concha Rodríguez Mariscal.
En el lugar que dejó la citada Farmacia hubo una Tienda de frutos secos. Hoy dicha esquina está derribada convertida en un solar pendiente de construcción. Y a su lado el Bar Santander, cuyo dueño era el padre de José María Díez Bedoya, hoy convertido en Bar Moreno. José María Díez Bedoya, se trasladó a la primitiva Gran Vía en la esquina de la Calle Real con la Plaza del Rey. Y después de cederle la citada esquina de la Calle Real al Banco de Sabadell, se extendió por la plaza del Rey al lugar donde la conocemos hoy. La Gran Vía desde el inicio y después de esta nueva dirección y tras el fallecimiento de José María, continuó con sus propios empleados, que sin duda han obtenido un éxito que llega hasta nuestros días y puede jactarse dicho establecimiento de haber sido y sigue siendo sitio de encuentro, al servicio ya de tres generaciones de clientes, augurándole seguir atendiendo a las generaciones venideras de persistir la calidad de sus productos, con la seriedad y la regularidad que viene ejerciendo hasta hoy.
Y volviendo al Bar Santander, decir que le seguía una Clínica veterinaria dedicada a los animales en la que era más habitual las reposiciones de herraduras de los muchos cuadrúpedos (caballos, mulos y burros) que existían propios de la época, que la asistencia a otros animales más propios de ser atendidos en dicha clínica (perros, gatos, etcétera). La Clínica en cuestión estaba en las proximidades (casas y patios de vecinos de por medio) donde hoy se encuentra la Ortopedia Técnica de Mateo Sidrón, la Peña Cultural Flamenca El Castillo (antes un bodegón) en lo que fue un Patio de Vecinos y una serie de Accesorias, otro Patio de Vecinos, un Taller de vulcanizado de neumáticos de vehículos y recogidas de pinchazos, Artículos de regalos que procedían de una espléndida tienda de regalos que tuvo y cerró Máximo Fernández llamada “Maxim” al lado del Bar Avenida.
Y a continuación el Edificio nº 15 que fue Economato de la Bazán, de cuya fachada todavía se conserva el portal y un pequeño resto de ella que da acceso al piso de arriba y otra pequeña parte que después de varios negocios ahora es una tienda de Deportes y Animación y el tramo que quedaba de la primitiva fachada ha desaparecido totalmente ocupada en la actualidad y desde hace ya bastante tiempo por el establecimiento dedicado a la venta de bicicletas y motos, llamado El Motorista.
Le sigue la Casa nº 25 que primero fue la peluquería de Manuel Ortega y luego la convirtió en una hasta entonces inédita Escuela Internacional de Peluquería en La Isla, a la que nuestro Ayuntamiento le concedió una placa que figura en su fachada por los méritos contraídos. Después la Caixa de Galicia (cerrada), el Callejón de Nicola que da acceso a la Plaza de Toros y en cuya esquina se construyó remodelando unos Apartamentos en el mismo edificio que ya existía y que ha conservado totalmente la fachada original de la Casa Grande nº 31 que fue y sigue manteniendo la misma arquitectura de su magnífico portal, de su vistosa fachada y el de las espigadas y preciosas almenas que tras su transformación han quedado actualmente tal cual, pero notablemente mejoradas. Y en la planta baja y conformando la propia esquina, estaba el Calabocillo (antigua, célebre y conocida tienda de ultramarinos) y al lado una tienda de revistas y periódicos…Continuará…