La Calle Real en 16 capítulos; capítulo (V)
…En ésta calle, se conserva una primera puerta trasera casi en el centro de su fachada y otra más abajo y más reciente de servicios y entradas de vehículos en donde además de los jardines hay unas dependencias convenientemente habilitadas y previstas para instalar el Museo Naval en su día, al que esperamos de “una vez” ver realizado. La calle Diego de Alvear con Escaño unida a la de Arias de Miranda y a la Calle Real, convierte a la Capitanía General en una edificación totalmente aislada con respecto a las demás. Y en la otra esquina de su fachada principal por la Calle Real, es decir en la otra esquina de Diego de Alvear, se encontraba el horno del Arqueño, célebre por sus exquisitos y apetitosos bollos que salían de él. Horno que se convirtió en un edificio de viviendas que en plena pre construcción (sin entrar en los detalles) se cayó su fachada a la que se pretendía conservar.
Este accidente motivó que se optara por otro edificio tal vez de estilo diferente al previsto. Hoy en su planta baja -lugar del conocido horno- hay un establecimiento de productos de limpieza denominado Pro-Atrium, S. L. Y al lado un Estudio fotográfico, la Charcutería Casa Rosa, seguida del retranqueo del Mesón del Duque donde cuenta la leyenda que un viajante allí hospedado al no poder pagar la factura del hospedaje se marchó dejando ‘olvidado’ un baúl donde se encontró: el rostro, las manos y los pies del Señor de la Isla: nuestro querido y muy venerado Jesús Nazareno, el Señor de La Isla y regidor Perpetuo de la Ciudad. Y delante del citado Mesón, que se convirtió en garaje de las citadas viviendas anteriores, no sólo fue en tiempos pasados el lugar ideal de reuniones de tratantes, gitanos y visitantes de negocios de la época. Sino también el sitio ideal para exhibir una piara de pavos que aparecía cada año llegada la Navidad con el propósito de venderlos de cuya intención y del sacrificio que les esperaban, estaban ajenos aquellos inocentes y pobrecillos pavitos.
Y a partir de ahí el típico Callejón de Croquer, que frente a la leyenda misteriosa del más allá y de siglos pasados en la que se contaba, que de vez en cuando aparecía y al poco tiempo desaparecía en dicho callejón, la sombra de un hombre andando sin que en realidad existiera físicamente, reprimía y limitaba con el consiguiente miedo al personal pasar por él. Hoy sin embargo constituye un agradable y fresco pasadizo en verano y un magnífico protector de la lluvia en invierno. Pasadizo que en cualquier caso da gusto pasar y recrearnos en él, y en sus típicos refraneros inscritos en sus azulejos (los que quedan) así como en el repertorio de macetas colgadas en balcones y paredes con sus respectivas flores, además de acortar distancia a esa altura de la Calle Real para conectar con el popular Barrio de la Pastora en el que la mayoría de sus casas y patios de vecinos han sido rehabilitados extraordinariamente. Un barrio éste cofrade por excelencia. Y también flamenco, además de peñas, de carnaval, de tapeos y reuniones, de guisos, de pescaíto frito, de tortillitas de camarones y de pulpo a la gallega.
Aclarando en este punto desmitificar a los que creen, que nuestra cantaora la Niña Pastori (María Rosa García García) nació en el Barrio de la Pastora por aquello de ‘Pastori’. Cuando en realidad nació en el Barrio del Boquete. Ya que lo de -Pastori- le viene de un término cariñoso y familiar que se desprende de Pastora, nombre de su Madre, que fue la que la introdujo en el arte del cante flamenco, porque ella también cantaba.
Igualmente desmentir también la otra creencia flamenca de considerar al Chato de la Isla, José Llerena Ramos, nacido en este barrio (y tal vez puede que viviera en él circunstancialmente) pero desde luego nació en las célebres “Callejuelas” de nuestra Ciudad, concretamente en la calle Carmen nº 29 en el año 1926. Y murió en Fuenlabrada (Madrid) el 5 Agosto de 2006. Y sólo un día o dos después de su fallecimiento, Ángel Álvarez Caballero, escribió en el País lo siguiente: “no conocí a nadie más chato que este Chato, pequeño de estatura y de poco cuerpo, que cantaba según -decía él- porque había nacido para cantar”. El Chato de la Isla… Erase un hombre a una nariz pegado… Y fue bastante conocido no sólo por su cante, que también, sino por su afable personalidad. Empezó cantando a los 7 años en los tranvías antes citados que hacían el trayecto a Cádiz y los pasajeros le solían dar algunas pesetillas. Y también en la Venta de Vargas. “Mírame a la cara/ mírame por Dios/que tus ojitos me han partio/las alas de mi corazón” (canción popular suya). A su muerte, nuestro Ayuntamiento declaró día de luto concediéndole el título de hijo predilecto.
Y volviendo a dicho callejón y tras él, se suceden una serie de casas, dos patios de vecinos números 12 y 14 que permanecen impertérritos allí desde tiempo inmemorial. El primero mejor que el segundo y éste ya dispuesto para su rehabilitación. Le sigue unas pequeñas tiendas que cambian de actividades continuamente, tales como una Panificadora muy común en aquella época, un Estanco o un Asador de pollos convertidos hoy en Puestos de frutos secos, de frutas y verduras y Locutorios Públicos. Amén de una Farmacia conocida de siempre como la de Tenorio y ahora de Guerra Castro.
A continuación y hasta llegar a la esquina de la calle de La Herrán se encuentra unas casas y el Banco de Bilbao, en la misma esquina, en cuyo lugar antes existió un tienda de un viejecito que vendía de todo: chuches, algarrobas, cañadú, palodú, barritas de regaliz (el goloso orozú como lo conocían los niños de entonces), macetas, etcéteras. Y por último recovas, que según decían sus parroquianos vendía los mejores huevos que se comían en la Isla. Y más tarde cambió de dueño vendiendo cañas de pescar y asuntos relacionados con la pesca, la cordelería, los espartos, los anafes y otros etcéteras. Y en la otra esquina, la Confitería de Currito convertida ahora en el Bar Los Gallegos.
Continuando con el Banco Popular que absorbió al Banco Andalucía, el Banco Pastor, la Galería Comercial, donde al fondo se encuentra SuperSol y se comunica con la Plaza de Juan Coello. Galería ésta que fue un magnífico Edificio en su tiempo, que albergó la Notaria conocida como la de Barahona padre y después la de Barahona hijo sin que en realidad fueran suyas, sino del notario de turno, de los que hubo varios en aquella época, tales como Jerónimo Vela Lampierre, Teleforo, José Camacho, Alejo Calatayud Sempere y otros. En cuyo edificio además de la casa que fue también vivienda del propio notario José Camacho vivían en la planta alta la familia de los Diufaín y la de Diego de la Cruz (callista hoy podólogo). Y en la planta baja Ángel Baleato de Verges, conocido industrial isleño que fue hermano mayor de la hermandad cristeña de los Afligidos más conocida entonces por la de los Estudiantes.
También destacó en otro sector distinto y totalmente opuesto al anterior como el deportivo, siendo presidente del C.D. San Fernando en la mejor etapa de su historia, consiguiendo ser considerado como el decano de todos los equipos de fútbol de la Segunda División de aquellos años finales de los 50 y los últimos de los 60. ¡Qué tiempos de disfrutes! en el viejo campo de Madariaga donde el espectador podía enganchar con un paragua al Linier dada la cercanía de la valla con el terreno de juego. Lo contrario de lo que ocurre hoy en el Estadio Iberoamericano, que para el espectador el Linier está en Chiclana y además crecido. ¡Qué entrenador! Antonio Molino que ascendió al Club Deportivo a Segunda División…Continuará…
Hoy pensaba...y me acordé de D. Ánge Baleato de Verges y tratando de leer alguna referencia hacia su persona, me he encotrado esta delicia de artículo la Calle Real, en 15 Capitulos Es un verdadero placer encontrar algo escrito con la fluidez la sencillez y el conocimiento que, unidos todos, de un resultado tan ameno por lo bien documentado. Mucha gracias.