Publicado el: Sáb, 15 Nov, 2014
Palmas y Compás

El guitarrista Agustín Carbonell recuerda a Ramón Montoya con su libro en la Venta de Vargas

Ramón Montoya

Portada de la publicación.

La Venta de Vargas se vistió de gala ayer para que el guitarrista madrileño Agustín Carbonell ‘Bola’ presentara su libro El sueño de Don Ramón Montoya sobre uno de los iconos del gremio, en una semana donde el Flamenco está en auge en la ciudad gracias a innumerables iniciativas tanto municipales como procedentes de particulares y colectivos.

El autor no pudo evitar emocionarse al relatar retazos de la historia del que considera el principal referente del siglo XX. “No sólo por sus cualidades sobre el escenario, sino como persona, ya que Montoya estaba muy por encima de todos los tópicos que suelen acompañar a los artistas”.

Destacó de él “unos valores humanos que quedarán para la posteridad”, su bondad y el compañerismo que destilaba. Pero también el orgullo de haber hecho historia, dado que apenas existen datos históricos sobre guitarristas reconocidos “más allá de acompañar al cantante, que era la verdadera estrella”. Carbonell destacó a este respecto el nombre de Paco de Lucena, “puede que la única excepción”, afirmaba alabando los valores de Montoya, precursor de la guitarra moderna en una época donde apenas había escuelas. “Todo fue a base de ritmo interno e intuición, dado que los guitarristas clásicos funcionaban a ‘golpetazos’”.

venta

Agustín Carbonell habla junto a Lolo Picardo.

Sus contemporáneos quedaron impresionados con el nacimiento de un estilo que revolucionó este arte sobre el escenario dado que, hasta el momento, los guitarristas permanecían siempre en un segundo plano. Montoya vino a cambiar este concepto.

Adelantó, en relación al contenido del libro, que “hay una parte importante en su vida donde un diseñador gráfico muy famoso de Sevilla, enamorado de la guitarra flamenca, fue a la Asociación de Cante Flamenco de Madrid en busca de un profesor de guitarra”. Nicolás Callejón, el entonces presidente de la sociedad, le presentó entonces a Ramón Montoya, que ya en aquel momento era considerado el mejor.

El propio Agustín Carbonell no se queda atrás. Guitarrista curtido y compositor, procede de un linaje que lleva el Flamenco por bandera. Ha recorrido más de una veintena de países llevando su arte a los cinco continentes. Cuenta con cuatro trabajos discográficos a escala internacional y ha colaborado con artistas de la talla de Antonio Nuñez "Chocolate", Enrique Morente, Pepe de Lucía, Jose Mercé o Chano Lobato.

Un mito recordando a otro mito. Esa fue la dinámica de una tarde lluviosa donde el acogedor patio de la Venta de Vargas se convirtió en espacio de recuerdos y homenajes.

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