El anochecer
En cada anochecer encuentro una nueva historia que me habla de ti. Cierro los ojos y tu imagen recorre mi corazón, vuela por el mundo onírico tarareando la canción que me vio crecer, que te vio partir, que nos ayuda a seguir. En cada anochecer veo tu cuerpo frente al mío, tan cerca que creo tocarte, tan lejos que siento miedo de poder olvidarte. El silencio nos trae los sonidos del recuerdo que jamás podremos dejar atrás.
Se levantan los días sin que entres en mi mente, vivo las mañanas como quien vive cada rutina que la vida nos va marcando. Siempre sonriendo a la luz del sol, haciendo cosquillas a los nubarrones que no pueden tapar la auténtica felicidad. Todo está dispuesto en mi mente como un perfecto plan del que desconozco por completo su principio y su final. La única certeza se posa en la creencia que albergo en los buenos momentos que acaban por llegar.
El reloj de arena va dando paso a todo aquello que mi alma ha aprendido a proyectar, a hacer realidad con mi suave caminar. Surgen los milagros como si no lo fuesen, como si lo habitual para todos naciese como lo contrario en mí. Ya no hay nada que no me sorprenda, no hay minuteros que se paren para aburrirme el día; no existen malas palabras, ni llantos que hagan temblar las columnas que mantienen firme mi alma.
Me pierdo entre la belleza para recordar que siempre habrá quien intente alejarme de mi realidad, quien golpee mis paredes e incluso derrumbe muchos de los muros que juré no volver a cruzar. Así es...me pierdo para encontrarme, para recordarte una y otra vez; por ser lo mejor y lo más duro de mi vida, el más grande ying-yang que el Universo y sus hilos me dejaron experimentar; los contrastes más intensos, las emociones más asfixiantes, los latidos más dormidos, los sueños más rotos, las fotos más vistas...
Las hadas vienen a salvarme; aletean con tanta fuerza que mi tristeza y mi soledad caen como gotas de lluvia por mi cuerpo; lo mojan para hacerlo fuerte ante las tormentas, ante tornados de locura que no tienen nada que romper a su paso. No hay más huracanes que el que tu ausencia creó para asolar cada rincón de mi corazón; recompensas que recogemos en una vida vacía de ti, pero llena de esperanza para vivir...
Sonrío a lo que cada árbol me cuenta, mientras los pájaros se encargan de recitar tus poesías. En ellas das vida al amor que nunca tuviste, que desde el cielo dejas caer en nuestros latidos. Ahora todos amamos como tú nos enseñaste, como nadie quiso comprender, como sólo tú supiste defender... Corro a buscarte para hacer lo que hice tras cada decepción...darte como siempre la razón.
No es posible tocar a quien dejó de tener forma, no se puede hablar a quien no está para escuchar, pero siempre se puede amar a quien te quiso de verdad. En cada anochecer te busco para darte lo que siempre nos dimos; la confianza de un secreto que tan sólo en tu voz tendría sentido; en cada anochecer recojo los abrazos que me sobran, los besos que no recibiste y las palabras que no sé si sentiste... En cada anochecer vuelvo a sentir que aún sigues junto a mí...