La Pastora en Maestro Portela.
Foto, María Reyes Nuche

Ayer, hacia las siete de la tarde, traspasaba el umbral del templo pastoreño su imagen titular, que, acompañada por numerosos hermanos y devotos recorrería, hasta bien entrada la madrugada, las calles del barrio del mismo nombre en una procesión de alabanzas que este año era especial. Especial porque se cumplían diez años desde la coronación canónica de la Divina Pastora.

El ambiente festivo cantaba desde primera hora ya que, como anécdota, cabe reseñar que este año se ha realizado un concurso de exornos y altares portátiles en los que los vecinos del barrio venían trabajando animosamente para realzar así el paso de la copatrona de la ciudad frente a sus viviendas. La virgen iba engalanada con el tradicional manto carmesí bordado de 1810 y la saya de tisú blanco bordada por Fernández y Enríquez en 2003 en oro y sedas de colores formando óvalos con paisajes típicos isleños. Destacaban el recién estrenado cayado y las azucenas como exorno floral, junto al ya típico granado que año tras año respalda a la imagen pastoreña.

Uno de los momentos más entrañables fue el paso de la virgen por la calle Maestro Portela, popularmente conocida como “de los arbolitos”, donde el completo cortejo -en el que por supuesto figuraban sendas representaciones de las tres hermandades penitenciales de la parroquia: Huerto, Ecce Homo y Misericordia- avanzaba al ritmo de conocidas marchas procesionales tales como “Madre Hiniesta” para concluir, antes de su entrada en Mariana Pineda, con los cánticos que le dedicó el coro rociero Virgen del Carmen. Los encargados de aportar la connotación musical durante todo el recorrido fueron los integrantes de la banda Enrique Montero, de la vecina localidad de Chiclana de la Frontera.

“Virgen de los Reyes” amenizó el último tramo entrando ya en la plaza de la Pastora antes de que “Virgen de la O” sonase mientras el trono se giraba a modo de salutación frente al bar Casa Naca. Las últimas marchas en acompañar a la señora durante la recogida fueron “Rocío”, que con su mítico “solo” provocó el aplauso de todos los presentes, y “en Triana la O”, para despedir cariñosamente a la Pastora antes de abandonar definitivamente las calles hasta el año próximo, cuando los vecinos vuelvan a prepararse para recibir a la señora que, desde que floreciera en el histórico patio de Olea, ha extrapolado su nombre a todo un barrio.