Torres más altas han caído… en Hollywood
Hollywood es la fábrica de los sueños, objetivo y anhelado deseo de miles de intérpretes alrededor del globo. Pero solo un puñado de ellos alcanza la gloria del estrellato, del reconocimiento, de la fama mundial... y solo unos pocos elegidos pueden alcanzar ese llamado “star system”. Pero aún hay más…
Solo un par de docenas han tenido el honor en las últimas décadas de pertenecer al exclusivo club de la “A list”, aquellos que cobraban cantidades indecentes de dinero por film y que solo con su mera presencia era aprobado el presupuesto de cualquier súper producción a sabiendas que los beneficios llegarían en breve tras su explotación.
Pero Hollywood es también una implacable trituradora que padece de amnesia selectiva. Una estrella es lo que hayan recaudado sus dos o tres últimos films. Y hay una interesante lista de “cadáveres” cinematográficos que jamás hubiéramos pensado verles caer cuando solo hace un puñado de años hacíamos cola en los cines para ver sus últimos estrenos.
Eddie Murphy surgió a comienzos de los 80 de esa inagotable cantera de grandes cómicos que es el “Saturday Night Live”. De inmediato su salto a la pantalla grande fue impactante tras los éxitos de “Límite: 48 horas”, “Entre pillos anda el juego” y sobre todo tras el monumental éxito de las dos primeras “Superdetective en Hollywood” y “El príncipe de Zamunda”. Siendo solo un veinteañero fue junto a Stallone y Harrison Ford la gran estrella de los 80. Estuvo en la cumbre durante más de una década, superando incluso graves baches provocados por malas elecciones en comedias como “Un vampiro suelto en Brooklyn”, “Su distinguida señoría” o la innecesaria y espantosa “Superdetective en Hollywood III”, aunque ayudado por los enormes – e incomprensibles - éxitos de films como la saga de “El profesor chiflado” o “Doctor Doolittle”. Pero su prestigio como actor cómico había quedado muy dañado y a pesar de la nominación al Oscar por su estupenda interpretación en “Dreamgirls”, la sucesión de estrenos en los últimos años de films como “Atrapado en un pirado”, “Imagine” o “Mil palabras” han terminado por mandarle al ostracismo. Lleva dos años sin estrenar película y solo se le relaciona con los delirantes proyectos de una secuela de “Los gemelos golpean dos veces” – sí, aquel horror en el que Schwarzenegger y De Vito eran gemelos – llamada “Triplets” y una cuarta y tardía entrega de su personaje fetiche Axel Foley. Hoy tiene 53 años y un futuro incierto y desalentador.
El caso de Nicolas Cage es muy extraño, ya que encontró la gloria como héroe de acción tras conseguir el Oscar por “Leaving Las Vegas” al encarnar a un alcohólico insoportablemente histriónico y sobreactuado. Acto seguido el enorme éxito de films como “La roca”, “Cara a cara” o “Con Air” le convirtieron en una súper estrella que tenía el suficiente poder como para seguir triunfando aún cambiando de género como demostró en “City of angels” o “Family man”. Durante una década alternó taquillazos como los de la saga de “La búsqueda” o la primera entrega de “Ghost Rider” con el prestigio de trabajar para directores como Oliver Stone o Ridley Scott, hasta que de la noche a la mañana el gran público se cansó de su peluquín y de sus insoportables gestos y dejó de ir a ver sus películas.
Ahora lleva tres o cuatro años moviéndose en películas que rozan la categoría de subproducto como “El pacto”, “Contrarreloj”, “Caza al asesino” o “Joe”. Con 50 años, es complicada la resurrección a no ser que el público pique el anzuelo con una tercera entrega de “La búsqueda”.
Jim Carrey consiguió un apabullante e imprevisible éxito en 1994 con “Ace Ventura” y la divertida “La máscara”. Sorprendentemente, su sobredosis de gestos no resultaban insoportables para una legión de fans que le adoraban. “Dos tontos muy tontos”, la secuela de Ace Ventura, “Mentiroso compulsivo”, “Batman forever”, “El grinch” o “Como Dios” consolidaron su estatus de estrella que incluso le permitió triunfar en films “serios” como “El show de Truman”, “Olvídate de mí” o “Man on the moon”.
Pero todo lo que se repite cansa y comenzó a elegir papeles que intentaban seguir viviendo de su talismán para la comedia. “Dick y Jane” y “Di que sí” fueron éxitos moderados, que acompañados de su fracaso como actor dramático en “El número 23” le condenaron poco a poco a papeles secundarios cada vez más intrascendentes en films como “El increíble Burt Wonderstone” – que ni siquiera se llegó a estrenar en nuestro país – o “Kick Ass 2”.
Lleva deambulando por la industria casi un lustro sin encontrar su rumbo. Ahora se aferra a la esperanza de recuperar el favor del público con el estreno a finales de año de la secuela de “Dos tontos muy tontos” con el mismo equipo de la original pero veinte años después. Veremos…
Pero el caso más increíble y sangrante es el de Mel Gibson. No solo fue uno de los actores más taquilleros de la historia sino que logró un enorme prestigio como realizador y productor – Oscar incluido - .
La saga de “Arma Letal”, “Braveheart”, “Rescate”, “¿En qué piensan las mujeres?”, “Señales”, “Payback”, “El patriota” o incluso el inmenso éxito de “La pasión de Cristo” le hacían parecer tremendamente intocable… hasta que se estampó de bruces contra el temible y poderoso “lobby” judío que domina la industria. Una noche fue detenido por la policía al conducir en estado ebrio y empezó a proferir insultos contra los judíos asegurando que “tenían la culpa de todas las guerras del mundo”. De repente esta polémica, unida a sus problemas con el alcohol, le cerraron todas las puertas de los grandes estudios de Hollywood – en los que por cierto manda en su mayoría el capital judío -. A partir de ahí su estrella cayó en picado como nunca antes se había presenciado. Solo amigos como Jodie Foster o Sylvester Stallone han contado con él en los últimos años - veremos si su papel de villano en “Los mercenarios III” le ayuda a reconducir su carrera -.
Con todo lo anteriormente expuesto, comprobamos que mantenerse en la jungla hollywoodiense no es nada fácil. Tipos como John Wayne, Clint Eastwood, Paul Newman o Jack Nicholson son verdaderos ejemplos de actores con carreras longevas, exitosas y consecuentes… y eso tiene un mérito enorme, visto lo visto.