Horizonte de sueños
A veces caminamos con la mirada tan pendiente de lo que está por llegar que nos perdemos todo aquello que tenemos delante. Las ansias que nacen de la ilusión de ver un nuevo sueño cumplido, de acercarnos a quien echamos de menos, de que un milagro haga que nuestro alrededor cambie, de que, al fin , todo sea como lo imaginamos..., nos hace dejar atrás las señales que el propio camino nos marca para que tan sólo su recorrido merezca más la pena que el final en sí.
Lo impresionante de este sendero es que cuando te paras a mirar a lo que te rodea te das cuenta de que acabas de traspasar la barrera de tus expectativas, el muro que tanto miedo tenías a cruzar, el mar en el que pensaste que te ahogarías y el fuego que tan abrasador te parecía. En tu nueva perspectiva los ladrillos se convirtieron en tu cobijo, el agua en el lugar donde refrescarte y el fuego en el calor donde pudiste acurrucarte.
Das media vuelta y contemplas como algo lejano todo aquello que acabas de superar, todas las pruebas por las que la vida te hizo pasar, todos los logros alcanzados y las derrotas que supiste convertir en aprendizajes. La sonrisa dibuja la satisfacción de saber que eres más valiente de lo que jamás fuiste capaz de creer, que eres más grande de lo que veías en tu reflejo, más feliz de lo que pensaste que se podía llegar a ser...
Vuelves a mirar al frente y descubres que el horizonte tiene miles de sueños más que regalarte, que tu posición es siempre la mejor aunque nunca dejes de moverte, de caminar, de avanzar. En cada rincón se esconde un secreto que nuestros sentidos percibe como un regalo más por el que cada día merece la pena luchar, seguir, resistir, disfrutar...
Donde no había salida encuentras el cielo más abierto, donde sentiste incomprensión todo se vuelve reconocimiento, donde hallaste la decepción constante hoy encuentras el amor por el que tantas veces lloraste. Y así, donde dejó de existir el mundo hoy se levanta una nueva forma de entender lo que somos, los que nos hace vibrar, lo que realmente provoca la felicidad; donde el silencio era el mayor de los ruidos tu nuevo latir pone la banda sonora de tus momentos, de tus días...; mientras, el Universo mueve sus hilos para enviarte las mejores recompensas a la pasión que pones en cada cosa que haces, que sientes, que ya sabes cómo vivir...
A veces caminamos con la mirada tan pendiente de lo que está por llegar que nos perdemos todo aquello que tenemos delante...