José Martín Pérez evoca la década cofrade de los 80 y 90 y abre las puertas a una nueva Semana Santa
Gran expectación había creado el pregonero de la Semana Santa 2014, nuestro columnista y asesor fiscal, José Martín Pérez Jiménez, en las redes sociales tras su nombramiento como pregonero. Llegó el día y tras unas marchas interpretadas por la Banda Sinfónica Municipal, se abrieron las cortinas del Real Teatro de Las Cortes, dejando como sorpresa el paso de la Virgen de la Soledad de espaldas, en una esquina del escenario".
“La Pasión llama a tus puertas,
¿a qué esperas?
Ábrelas con ilusión y despierta
¿No oyes cómo repican las campanas
de las iglesias, los conventos y las capillas?
Cristo a lomos de la borriquita,
palmas y olivos a su vera.
Amarrado a una Columna
duros azotes y flagelas.
Centenarios son los muros,
egregias las torres gemelas,
que esperan desde la Ardila,
con humilde paciencia y pena
el horadado de sus manos,
en la Única Cruz Verdadera”.
El pregonero llamó a la Pasión, valoró que la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario Doloroso vuelva a salir a la calle y animó a los penitentes cofrades isleños:
“Coge tu cirio, sígueme,
Súbelo y ponlo al cuadril,
que este pregón ya sale,
a la voz de un capataz,
que bien lo vale,
que lo llama al cielo sagaz,
de la forma más sutil.
Coge el cirio penitente,
penitencia y esmero,
erguida figura,
pulmón cofradiero”.
Un grupo de vocalistas del coro San Juan de la Cruz interpretó el canto Resucitó del fundador del camino neocatecumenal Kiko Argüello, contribuyendo con ello a cerrar un inicio donde todas las hermandades se vieron reflejadas.
El pregonero se mostró convencido de su papel y a raíz de ello, desgranó unas vivencias de la época dorada del mundo cofrade, finales de la década de los 80 y comienzos de los 90.
“Por delante siete días de Pasión, como siete son las vísperas que hoy marcan la cuenta atrás, finiquitando la espera más duradera”, manifestó.
El pregonero dedicó su intervención a su padre y con ello declaró “Alzo esta mano, desde el centro del ruedo que es hoy este bendito escenario para dedicar esta faena a la memoria de mi padre. Se que hoy está en barrera celestial, además muy bien acompañado, y hasta ella le mando la montera y mi capote de paseo para que lo deje caer sobre la tabla rojo carruaje”.
Tuvo palabras para una madre que lo parió cofrade, aún sin saberlo, sus inicios en la cofradía del Prendimiento, y grandes versos sobre la grandeza de los pasos de palio. No se olvidó de las mujeres que sufren la dedicación de los cofrades a su hermandad y así subió al escenario a su hijo Gonzalo para darle una papeleta de sitio de la cofradía de Columna a su madre. La misma que no había podido coger durante los últimos años por dedicarse al cuidado de la familia.
No faltaron los recuerdos a cofrades como Tito Collantes o Ignacio Bustamante, la hermana Cristina o un diálogo imaginario con Jesús, en la locución de Antonio García Barbeito.
El Parque y su cofradía, la calle Ancha para dar paso al omega de la Pasión del pregonero. “En el omega de mi Pasión todos andan a compás, con el mismo compás con el que el sudario se abraza a una cruz solitaria, rematada por cantoneras de redención. El negro de un manto, soporte de calvario para la Cruz, se mezcla con la oscuridad de la noche, como lo hacen la sal y el agua, en el mar. Todos andan a compás. Viernes Santo, rojo atardecer, llanto que es quebranto, muerte anunciada, vida que, en Soledad, se apaga lentamente. El tambor suena ronco y vibra en tu pecho por el sonido que nace de tanto dolor, dolor que es Tu Llanto de Soledad. La Cruz está clavada en tu Manto. Negro manto que es calvario. Muerte en la calle... y la noche que avanza camino de la Resurrección”, manifestó.
Terminó su intervención con tintes rocieros, al compás de flauta y tamboril y de la marcha Rocío de Vidrié, entre los aplausos del público, que llenó el Real Teatro de Las Cortes.
Al finalizar, el público recibió de forma gratuita el pregón, al contrario que otros años donde se vendía por 3 euros.