Bada Badoo Badoo Badero
Tras dos relaciones sentimentales que ocupan un periodo de más de 6 años me enfrento de nuevo a esa palabra que ya casi se había borrado de mi diccionario: LIGAR. Puede que haya gente que no se lo crea, pero soy bastante tímido. Tengo pánico al rechazo y por lo general ligo menos que la Cospedal en una asamblea del 15M… aunque ¿quién sabe? Más de una vez he sido testigo de romances apasionados entre “pijas peperas” y “jipis roqueros”. El caso es que por lo general no me acerco a las chicas en los pubs y cuando ellas se me acercan me da por titubear, hacer extrañas muecas y tirarme la cerveza encima; por lo que acabo dando la impresión de ser el segundo hombre más tonto de la Tierra, a tan sólo un par de puntos de Ramoncín.
Hace ya algunos años, cuando se empezó a hablar de todo eso de la revolución 2.0, decidí cambiar la barra del bar por la ventana del chat, creyendo que en un medio distinto podría tener más éxito. Los, por entonces, treintañeros como yo éramos muy reacios a ligar por Internet y veíamos aquello como algo de niñatos pandilleros o de malvados pederastas de colmillo retorcido. Sin embargo yo me armé de valor digital y me abrí un perfil en una web de contactos. La página con más éxito era www.elplanazo.com. Ésa no me llegó a convencer del todo y al cabo de unos meses me pasé a www.baddo.com . Todavía recuerdo el rubor que me recorría el cuerpo entero mientras rellenaba aquellas fichas: ¿Cómo te describirías? ¿Qué es lo que buscas? ¿Qué talla de preservativo usas?
Casi todas las chicas que aparecían allí se parecían a Miss España, al menos en las tonterías que ponían en sus descripciones. Todas eran amigas de sus amigos o decían esa gran frase de: “si quieres saber como soy, descúbrelo tú mismo”… bueno, más bien sería “si kiere saber kmo soi dscuvrelo tu msmo”. Pero el que algo quiere, algo le cuesta y había que pasar a la acción. A pesar de que aquel hábitat era distinto, también allí el macho debía ser el que cortejara a la hembra. Eso sí, había una diferencia bastante considerable, y es que si te mandan a la mierda por escrito y sin testigos resulta bastante menos doloroso que si lo hacen a gritos en mitad de la pista de baile justo en el momento en el que el D.J. se atasca en el cambio de canción. Por lo general les solía entrar parafraseando a los Burning: “¿Qué hace una chica como tú en una web como ésta?” y para mi sorpresa, muchas de ellas contestaban a semejante estupidez. Todavía no existía el “olakease”, pero sí la avalancha de emoticonos que te hacían recordar que a principios de los 90 te habías drogado demasiado. Al final y después de varios meses de tonteo conseguí tener varias amantes difuminadas por la geografía andaluza, lo que me venía muy bien porque andaba cambiando de residencia por motivos laborales cada cinco o seis meses. Luego conseguí trabajo fijo y allí conocí a alguien. Una cosa llevó a la otra y acabé convirtiéndome al “monogamismo” por cojones.
Ahora que estoy de nuevo soltero y echando la vista atrás como Machado, recuerdo aquella época de los chats como una de las mejores de mi vida y cada vez veo una ventana del obsoleto Messenger no puedo evitar sentir algo de morriña. Bueno, no todos son gratos recuerdos, también hubo alguna que otra experiencia desagradable con tipas que no parecían tener muy equilibrados los niveles de litio. Tal vez sea por eso o porque estoy en un momento que algunos llaman madurez, pero no acabo de decidirme. No sé si volver a los bares con la esperanza de que alguna de las que me gustaba se haya separado y se fije en mí o si volver a las redes sociales de ligoteo y enfrentarme a esos terribles selfies (autorretratos) de mujeres con wonderbra y mechas de rubio platino ¿Alguna sugerencia?.
Javier Baron
Interesante articulo!, en ocasiones es un tema complicado de hablar! Un saludo.