Publicado el: Lun, 9 Sep, 2024
Opinión

Todos buscan su propia voz o sonido o color...

Todos y todas los y las que están en esto de la cultura buscan su estilo o su mensaje o su contenido. Buscan hacer un producto que les haga vivir ahora y que les haga perdurar mañana...
Esta es la realidad, todos los seres humanos, habrá excepciones, quieren o querrán estar en la memoria de otros seres humanos. Me temo que existen pocos, que no deseen este deseo. Incluso los anónimos abuelos que no han producido, ni una canción, ni un soneto, ni un descubrimiento matemático, ni han creado una empresa, sino solo han vivido, que con vivir es el oficio más difícil y más perdurable. Incluso esos abuelos desean que sus nietos les recuerden alguna vez...
Pero no es cierto, dejamos muchas luces y sombras en la vida. Miren a la familia, casi todas viven y existen en parte, bajo el manto de una triste noticia o pesar, de algún antecesor, o de una alegría feliz de un antecesor. A veces, puede ser o devenir de la misma persona. A veces, de diversas personas... De ahí, que todos desean que exista Juicio Particular, y todos lo temen, porque de existir esa realidad, de verdad veremos nuestros actos y deseos y palabras y las consecuencias de ellos a lo largo del tiempo y a lo largo de generaciones de personas...
Pero volvamos a los descubridores de mundos, sean interpretaciones de la realidad natural, sean interpretadores de la realidad humana y social y cultural. Todos los del primer grupo, son los que continúan con el método de Galileo, que a su vez lo tomó de la Escuela de medicina de Paduala Escuela de Padua, que dicen, supongo que tendrá más orígenes creadores o iniciadores  del método científico... Los del segundo grupo, son los que con palabras, sonidos, olores, sabores y todos esos mundos mezclados, crean y crían palabras o músicas o gustos u olores... son todos los criadores de los métodos de las artes...
Pero todos quieren perdurar. No nos engañemos, qué escritor no desea que sus palabras como las de Homero o de Dante o las del Ramayana perduren durante milenios. Diríamos que es la pequeña o gran vanidad de cada sujeto. Alguien desea tener muchos placeres, aquel los vehículos mas raros del momento, otros tener muchos hijos, aquel una gran empresa multinacional, el vecino redactar varias sinfonías que pudiesen estar al lado de las de Beethoven, el vecino o vecina del sexto recibir tres estrellas Michellín, aquel amigo de juventud dirigir una multinacional, alguno/a quién sabe ser santo o santa...
Algunos, desean encontrar desciframientos del misterio humano, con palabras mezcladas con ideas e imágenes y conceptos y argumentos y datos. Eso puede denominarse literatura o ciencia social, porque de un modo quieren entenderse y comprenderse mejor, o quizás descifrar algún misterio humano, o quizás, que quede algo de ellos, que los recuerden, que alguna vez, alguien diga, esta idea o pregunta o cuestión la descubrió Fulanito de Tal y Menganito de segundo apellido. La vanidad es un motor de descubrimiento, siempre que sea moderada y prudente y racional y moral, y, entonces, ya no será vanidad, sino sería otras cosas... Muchos desean descubrir una nueva especie biológica y que tenga su nombre...
La mente-consciencia-conciencia-inconsciencia es un enorme mar lleno de galaxias de cosas. Siempre están hablando y nos habla. Pero ahora con los móviles no las dejamos que canten las canciones del yo. No dejamos que emanen de dentro multitud de deseos, pensamientos, ideas, conceptos, imágenes, recuerdos. No nos curamos a nosotros mismos. Dicen, que el tiempo del sueño es el tiempo de la curación personal de cada individuo. Es como, si partes ensombrecidas del cerebro, que hemos tenido retenidas, las dejemos que nos hablen, que funcionen, que se interrelacionen entre sí, que nos canten. Que digan algo, y, así nos medio curamos...
Todos buscan o buscamos dejar una pequeña huella, no solo los narradores de poemas y todos los semejantes en cualquier estilo o saber o género, sino toda persona, aunque jamás redacten sonidos o palabras o ideas o teoremas matemáticos. Todos y todas...
Pero no se preocupe, aunque usted no lo desee, deja su sombra y su huella en la historia. No sabrá nadie, no sabrán nadie quizás de donde ha surgido algo bueno o algo no bueno. Pero deja usted su huella. Ha realizado miles de actos, de palabras, de deseos, de imágenes... No lo dude, muchas quedarán, quedarán reflejos décadas después. Solo hay que esperar que sean buenas, que la sombra sea buena... Una sonrisa, una buena sonrisa buena puede perdurar durante generaciones aunque usted no lo sepa, aunque el sujeto que la percibió no fuese consciente. Este es el misterio, uno de tantos del ser humano, deja huellas sin saberlo que las deja. De ahí, la enorme importancia, que al menos, sean buenas y verídicas y bellas, en la modestia y humildad de cada acto, cada palabra, cada pensamiento, cada deseo, cada silencio...
Aquellos que hicieron El Puente de Alcántara, algunos esclavos, algunos contratados por un salario, algunos legionarios romanos... Ninguno de ellos, pudieron imaginar, que contribuían a realizar un producto, un puente, que ha perdurado durante siglos. Que nos ha dejado cosas buenas durante siglos. Dejaron su huella, posiblemente, sin saber que su huella duraría  siglos, dos milenios de momento. Pues lo mismo, puede que le suceda a usted, sus palabras y sus deseos y sus actos, algunos, pueden que duren generaciones, que influyan a generaciones de personas, muchas o pocas personas, muchas o pocas décadas... Aunque usted no lo sepa ahora...

Sobre el autor

- Sección en la que trataremos temas de actualidad con un sesgo literario-filosófico.

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