Publicado el: Vie, 11 Mar, 2022
Opinión

Pan y circo

Panem et circenses es una expresión latina peyorativa que describe la práctica que lleva a cabo un gobierno para sosegar los ánimos de la población, ocultándoles hechos controvertidos, mientras la provee de alimentos y entretenimientos de baja calidad, siempre con criterios asistencialistas y de supuesta camaradería y fraternidad.

Poco ha cambiado la Historia desde los tiempos de la Roma clásica, donde era habitual este tipo de espectáculos de masa, destinados, sobre todo, a disuadir cualquier tipo de revuelta y mantener entretenida a la población. Hoy en día, más de veinte siglos después, nuestra clase política lo sigue desempeñando con absoluta maestría.

En estos días, en plena batalla de don Carnal contra doña Cuaresma, hemos asistido a todo un ejemplo de ello. Mientras la inflación alcanzaba máximos históricos y el continente europeo volvía a temblar por el atronador rugido de las bombas, la población de la Ínsula se debatía entre acudir a un espectáculo carnavalesco o a un recital de bandas de músicas procesionales. Todo en el mismo día y a la misma hora. Por las calles de nuestra isla, sin ir más lejos, lo mismo podíamos toparnos con gente disfrazada de diablillo o fantoche, que con jóvenes vestidos con uniformes de gala recién planchados, ataviados con su tambor, su trompeta o su clarinete, ensayando marchas procesionales.

Pan y circo, así se anestesia a una población que prefiere mirar para otro lado mientras todo se derrumba a su alrededor. Lastimosamente, en estos momentos donde se barrunta que la escasez de materias primas, la amenaza de nuevos ERTES y la inexorable subida de precios van a mermar sobremanera nuestro poder adquisitivo, se sigue optando, sin embargo, por seguir escondiendo la cabeza cual avestruz y esperar a que todo amaine. Todo este desinterés y abulia que subyace en nuestro entorno, me lleva a pensar que la consabida fórmula de Pan y circo para el pueblo, tal vez y a poco que nos pongamos a ello, puede llegar a reducirse simplemente a ofrecer “Circo” y poco más.

Esperemos que nuestra clase política, empecinada en que no falte una fiesta que guardar y festejar a lo largo de todo el año —da igual que para ello tenga que pregonarse la fiesta de turno blandiendo un plumero de carnaval o tocada con una mantilla y bajo un estandarte o vestida de salinera, mientras sirva para el regocijo y entretenimiento de la abúlica población— no llegue a plantearse que, dada la conformidad de sus conciudadanos, sería factible variar la añeja fórmula y, dando una vuelta de tuerca más, olvidarse de dedicar sus mayores esfuerzos y energías en conseguir el bienestar de todos y centrarse, simplemente, en ofrecer solo “Circo” obviando todo lo demás.

Sobre el autor

- A veces las apariencias no engañan y todo es lo que parece.

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