Seguimos siendo invencibles
Hace casi una vida entera que supe de ti, de aquellos ojos tuyos de entonces que todavía me miran como aquella vez primera. Hace una eternidad ya de una primavera rodeada de libros. Hace ya tanto tiempo que parece que el tiempo no hubiese existido nunca. Y sin embargo el tiempo pasó y se alió con la distancia, pero no pudo hacer nada. Éramos invencibles sin saberlo.
Y no pudo hacer nada porque el destino hacía de las suyas y nos ponía a uno delante del otro…y entonces el aire se hacía distinto, y entonces algo especial aromaba otra vez el ambiente. Así ha sido siempre, y estoy seguro que así seguirá siendo siempre. Vida mediante.
Y he pensado en las puestas de sol que se nos resisten, en tu cabeza en el hueco de mi pecho, en las miradas cómplices, en los roces clandestinos, en las risas y en las sonrisas, en los secretos, en los celos infundados, en el miedo, en la reconciliación, en las caricias y en silencio. He pensado en las historias escritas para cambiar de rumbo y jugar olvido para que entiendas que fue imposible olvidarte, en los poemas de siempre, en los poemas de ahora y en los poemas de mañana, en la arena de la playa, en el sonido del mar, en la duda razonable, en la sinrazón, en las piedras del camino, en el final que por mucho que acecha no llega nunca, en los despertares con prisa, en las agujas ansiosas del reloj, en la misma ilusión de siempre, en las emociones a flor de piel, en tu cuello, en tus labios, en tu boca, en tu piel y en tu cuerpo, en la tristeza y en la alegría, en la victoria y en la derrota, en las ganas de verte siempre, en la ceniza, en la memoria, en las estrellas con tu nombre, en los etcéteras.
He pensado tanto que de tanto pensarte he cometido errores. Y he cometido tantos errores que he aprendido lecciones. Y me he sentido huérfano de ti, ausente de tu vida, lontananza de esos ojos que tienen por edad casi una vida entera. Aquellos ojos tuyos de entonces.
Pero aunque he cometido errores y he aprendido lecciones y me he arrepentido de algunos miedos y de algunas debilidades no puedo arrepentirme de pensarte, el truco es pensarte a veces de otra forma, pensarte sin pasado, al resguardo de aquellos momentos que ya no son los mismos, que son distintos, que son otros, que el tiempo es otro. Aquel tiempo que pasó y se alió con la distancia, pero no pudo hacer nada.
Pensarte en cambio como en aquellos ojos tuyos de entonces. Estos ojos tuyos de siempre que todavía me miran como aquella vez primera, rodeado de libros, por primavera. Pero pensarte con la lección aprendida, para seguir siendo invencibles.