En San Fernando, el albergue Federico Ozonan sólo destina cuatro o cinco plazas para atender a mujeres sin hogar. En estos días en los que se ha solicitado alojamiento para dos mujeres, nos  hemos encontrado con el reiterado mensaje “no hay plazas”. Esta situación  se ha agravado por la vulnerabilidad de las solicitantes, debido a su edad o a su estado de salud. Pero, ¿qué se puede hacer cuando no hay plazas en el albergue y además eres mujer?

Se ha pensado con demasiada frecuencia que son muy pocas las mujeres sin hogar que viven en la calle, aunque según el INE, en España hay unas 4.500 mujeres sin hogar, aproximadamente un 15 por ciento de las personas que sufren el sinhogarismo. Sin embargo son muchas más las mujeres que sufren una vulnerabilidad extrema de infravivienda, soportando unas condiciones horribles, que las hacen invisibles en el recuento oficial de personas sin hogar. Esto se debe a que por mera supervivencia permanecen bajo un techo, que no un hogar; un lugar que no es seguro.

Las agresiones físicas y sexuales que sufren las mujeres sin hogar son mucho mayores que las que sufren los varones y pueden provenir tanto de hombres sin hogar, como de hombres socialmente integrados, que se percatan de la vulnerabilidad de estas mujeres y abusan de ellas.  Según J. Aniorte (delegado de Familia, Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid)  “un 70 por ciento de las mujeres sin hogar ha sufrido agresiones físicas en algún momento, y un 50 por ciento sexuales”.

Cuando no tienen un techo bajo el que vivir, las mujeres sin hogar, intentan pasar desapercibidas  para  evitar agresiones. Muchas buscan el refugio de  “un compañero que las proteja”, aunque este también abuse de ellas, porque siempre es preferible “ser abusada por uno que por muchos”.

Según declaraciones de la investigadora y psicóloga Sonia Panadero de la Universidad Complutense de Madrid, cuando una mujer llega a vivir en la calle, su deterioro físico y psíquico es mucho mayor que el de los hombres en un 93 por ciento, y su reinserción es más complicada por la imposibilidad de seguir tratamiento médico en esa situación.

Ante todo esto, desde la Asociación Personas sin Hogar con Derechos manifestamos que es necesario que se reconsideren las políticas sociales destinadas a  atender a mujeres en situación de sinhogarismo, mientras que en nuestra ciudad, San Fernando, se evidencia la insuficiencia de plazas destinadas a estas en el Albergue Federico Ozonan y la vulnerabilidad a la que se encuentran expuestas.

Es urgente que se ofrezcan alternativas eficaces para las mujeres que en la actualidad se encuentran durmiendo en la calle y se tomen las medidas oportunas para que estas situaciones nunca más vuelvan a ocurrir.

Milagrosa Fernández Bey (Presidenta Asociación PESHO-DE)