El Gobierno local admite el mal estado de conservación de Almirante Cervera y Ruiz Marcet.

Una moción del PP compromete al ejecutivo de Cavada a intervenir en ambas calles.

“Ahora es el momento de actuar y no quedarse en declaraciones de buenas intenciones”, afirma De Alba.

Finalmente, el Ayuntamiento no ha tenido mas remedio que reconocer lo que es una clara evidencia, como es el mal estado que presentan, por falta de mantenimiento municipal, muchas calles de la localidad.

La concejala del PP, Mª José de Alba, defendió en el Pleno de este jueves la necesidad de adoptar medidas urgentes de urbanizado y control del tráfico en Almirante Cervera y Ruiz Marcet, dos calles afectadas por el constante paso de vehículos y la desidia municipal. La propuesta de los populares salió adelante con el voto a favor de todos los partidos políticos, incluido Ciudadanos y el propio PSOE.

“El tráfico rodado en San Fernando se vió radicalmente trastocado con el inicio de las obras del tren tranvía. Al perder la calle Real su condición de principal arteria de la localidad, el tránsito de vehículos se vio obligado a utilizar otras vías alternativas para circular a través del casco histórico. A partir de entonces hubo calles que comenzaron a ver incrementado el paso de coches, motocicletas, furgonetas e, incluso, camiones”, indicó la edil.

Ciertamente, y aunque no es el único, el caso de la calle Almirante Cervera es un ejemplo revelador de los efectos colaterales provocados en el tráfico por la irrupción del tren tranvía. La calle, de un adoquinado casi centenario en alguno de sus tramos, se vio de la noche a la mañana convertida en paso casi obligado de cuantos vehículos debían atravesar la calle Real en búsqueda de la zona este o la salida de la ciudad por la avenida Puente Suazo.

En los últimos dos años, la situación del firme de esta calle comienza a ser muy preocupante lo que reclama un solución urgente a los socavones que cada vez en mayor número y peligrosidad pueblan el vial. “Los vecinos han denunciado esta situación sin recibir del Gobierno municipal mas que evasivas, lo que les ha llevado incluso a pedir el amparo del Defensor del Pueblo Andaluz”, recordó De Alba.

El estado de la calle se agrava por el mal estado del acerado, como consecuencia de la permanente invasión que sufre por vehículos de todo tipo y peso. No se dan las mínimas condiciones para garantizar el paso universal de las personas, siendo el peligro que corren los peatones mas que evidente.

Además, en toda la calle no existe medida alguna para rebajar la velocidad a la que circulan algunos de los cientos de vehículos que la transitan a diario. A la inseguridad se le suma la contaminación acústica y la polución que soporta un vecindario compuesto principalmente por familias que viven en casas de una sola planta.

A ello se suma un inconveniente más, como es la “estratégica” ubicación de los contenedores de basura en plena intercesión de la calle con Real. La concejala popular asegura que “solo lo reseñado es más que suficiente como para comenzar a solucionar la problemática de Almirante Cervera, teniendo en cuenta además que la calle se encuentra en el barrio de la Iglesia Mayor en donde se han producido hundimientos hace relativamente poco tiempo”. Sin duda, es un aviso.

Otra calle que sufre una problemática similar y que el gobierno municipal se ha resistido incomprensiblemente a reurbanizar es el tramo de Comandante Ruiz Marcet entre San Juan Bautista y el Paseo General Lobo. Aquí el agravante es el constante paso de autobuses, incluso los articulados, provocando un deterioro del adoquinado claramente visible por las oquedades que presenta el firme.

“Ahora, una vez reconocido el mal estado de estas calles, es el momento de no quedarse en las palabras y comenzar a dar los pasos para la reurbanización definitiva de Almirante Cervera y Ruiz Marcet. A estas dos, le tienen que seguir obligatoriamente la reparación de más calles que, igualmente, se encuentran en muy mal estado. Esperamos que el gobierno municipal cumplan su compromiso y actúen con diligencia”, concluyó Mª José de Alba.