Ladrones de sueños
Una vez soñé que leía todos los libros del mundo, que el tiempo era infinito y que las agujas del reloj se hacían eternas. Una vez soñé que descubría las madrugadas quedándome despierto para ver dormir a la persona que entonces parecía la más especial del mundo. Una vez soñé que acababa todos los poemas porque entonces existían sólo los finales felices.
Y soñé con puestas de sol que no cegaban, con silencios irrompibles que no ensordecían, y con preguntas que no eran impertinencias... y con abrazos que no eran hipocresías. Soñé también que los detalles no eran insignificantes, y que las miradas venían de frente, sin tapujos y sin miedos.
Una vez soñé que los sueños eran reales.
Hasta que descubrí la palabra tarúpido y supe que hay personas que tienen como único objetivo la infelicidad ajena, que disfrutan apagando sueños, ladrones que merodean a nuestro alrededor y que sólo reflejan en nosotros sus propios miedos, sus propias debilidades, sus propias frustraciones. Su propia cobardía. Gente tóxica.
El sueño es siempre el principio de algo, sólo depende de ti que que ese algo sea más, que se quede en el camino o que se acabe antes de empezar. Decirte que luches es obvio, pero yo te lo repito para luchar contra esos demonios que te gritan al oído que no puedes hacerlo. Claro que puedes, si quieres. ¡Adelante!, no hagas caso de esos que te dicen que ni lo intentes, que su mediocridad no allane tu morada. Ellos temen tu sorpasso, ellos que se han quedado en el camino y harán todo lo posible porque tú también te quedes. Su egocentrismo y su complejo de inferioridad no soportarían que tú lo consiguieras.
Y ten en cuenta otra cosa, esos mismos que han intentado detenerte justificando sus actos con lo que ellos llaman realismo, son los mismos que luego te esperarán apuntándote a la sien, para luego, decir que te advirtieron. Porque ellos se permiten el lujo de evaluar tus palabras y tus hechos... y lo que es peor, ponen nota incluso a lo que no haces.
Huye... huye de esa gente. Huir en este caso es la mejor opción, quizás la única. Aunque se servirán de artimañanas para hacerte sentir mal... siempre encuentran la forma.
Una vez soñé... una vez anduve por la vida lleno de sueños, de ilusiones y gente de esa ralea me impidió seguir haciéndolo. Menos mal que a aprendí la lección y los recuperé pues no hay nada más triste que vivir sin la ilusión y sin la lucha que supone alcanzar un objetivo. Pero es cierto que para lograrlo tuve que soltar lastre y dejar cosas y personas en el camino, algunas incluso a las que quería. Pero no quedó más remedio.
Aferrarte a tus sueños, a tus ilusiones. Y persigue hasta la extenuación aquello que deseas.
No es que los sueños se hagan realidad, es que los sueños son realidades.