¿Occidente ha caído en la lujuria?
La pregunta es difícil de hacerla y difícil de contestarla, pero hay que obligarse a planteársela. ¿Occidente, Europa, España, usted mismo, hemos caído en la lujuria?
No quiere indicar, que todos los individuos, colectivos, o toda o gran parte de la sociedad haya caído en esa actividad psicológica moral, que ahora definiremos o describiremos mínimamente, sino si hay un tanto por ciento de la población que ha caído en ese desorden psicológico y moral, o al menos, en algunas franjas de su existencia.
Podemos definir lujuria deseo y actividad sexual desordenada, en cantidad o en calidad o en relación a los sujetos de dicho deseo.
En una segundo vertiente, debemos preguntarnos, si vivimos y existimos en una sociedad, pansexualista, es decir, que estimula en demasía los instintos y pasiones y deseos sexuales, a y en todos los sentidos, formas, maneras y con diversidad de fines.
El concepto o término lascivia sería similar. Pero hay que entroncar, que el concepto de lujuria está dentro de la teoría de los siete errores morales graves o siete pecados capitales, entre otros la lujuria, la avaricia, la envidia, la soberbia, la vanidad, la gula, la pereza-acidia, la ira-cólera.
No es este tema, uno de los que más me apasionen, para plasmar en un artículo periodístico, pero como modesto profesional de este género literario, aunque no reciba remuneración económica, y tampoco social, debo tratar multitud de temas, que están en el ambiente social y cultural e ideológico. Y, aunque es un tema, que he reflexionado mucho sobre ellos, los errores morales graves, a lo largo de mi existencia, tampoco puedo expresar que sea un experto o especialista, sino más bien, soy un observador de esta realidad y de estas concepciones y los diversos cambios de mentalidad.
Sálvese, quién se salve, que creo que la sociedad, ha caído en una combinación de lujuria-lascivia y avaricia-codicia, es decir, no encontrarás, o muy pocos individuos o personas, que en una etapa de su vida o en otra, no hayan caído en el desorden moral y psicológico, tanto sea de la lujuria o sea de la avaricia, siempre acompañado de alguno de los siete errores morales graves.
Sé, que incluso plantear esto, es que los pocos lectores y lectoras, que miran y bucean en mis columnas, se convertirán en menos, pero también, pienso y recuerdo, que dentro de la legalidad vigente y los derechos humanos, y el respeto a toda persona, tengo el deber y el derecho de la libertad de conciencia-pensamiento-expresión-publicación. Por tanto, tengo el derecho de ejercerla.
En siglos anteriores a este, no soy tan ingenuo, para pensar que los humanos, especialmente, hombres, no caían en esta forma de actividad humana y sexual en exceso o desacerbada o desequilibrada o desordenada, que durante siglos se llamaba lujuria. Pero, ocurría una realidad, que pienso no se producía tanto, por diversos razones y motivos, y las personas que caían en ella, sabían que estaban haciendo algo malo, mal moral o espiritualmente.
Pero ahora, no solo es que hacemos estas actividades de forma desordenada, hablo en general, se salve quien se salve, sino que creemos que esto es normal, lógico, racional, que responde a mi derecho personal, a mi propia voluntad, a mi libertad de persona, a mi identidad, a mi proyecto personal, a mi concepción de la vida y del placer. No olvido que durante milenios, en mayor o menor cantidad, han existido filosofías hedonistas, epicureístas, materialistas, relativistas, etc. Por lo cual, en mayor o menor medida, han existido defensores, de líneas morales y de pensamiento, muy amplios, por decirlo de algún modo.
Dicen de Augusto, emperador romano, que en su vida personal, no era un estoico, ni demasiado virtuoso, pero se dio cuenta, que había que poner orden en las costumbres morales de Roma, especialmente, de las clases altas, porque de lo contrario, su sociedad caería en decadencia. Y así, impuso normas. No voy a narrar aquí, el episodio que le sucedió con un rico terrateniente, que le invitó a su casa, el "espectáculo de las copas y de un esclavo y de las anguilas". Véanlo ustedes en Internet. Pero si podemos pensar, que una moral y ética correcta, como pensaba Augusto, es la base de una sociedad próspera, a y en todos los sentidos. La moral y la ética correcta, es el armazón, el cemento, la vela que permite que la sociedad, sufra menos, crea menos sufrimiento a si mismo, y a los cercanos y lejanos, y produce al mismo tiempo, proporcione situaciones de mayor grado de riqueza, de prosperidad, a y en todos los sentidos.
Invito a la reflexión sobre este tema, en general y abstracto, aplicado a la sociedad, y aplicado a uno mismo. Solo daré algunas pinceladas, que son a su vez, nuevas preguntas, ¿se está utilizando una moral desordenada, sea en la sexualidad, como en otros temas, para de ese modo controlar-gestionar mejor a los individuos, pueblos y colectivos?, ¿se dice que en la dinastía Han de China, los emperadores daban muchos regalos a los pueblos fuera de su imperio, que eran potenciales conquistadores, para que cayesen en el lujo, y de ese modo, en la depravación moral?
¿Existen colectivos e ideologías, que su fin, es que los humanos, el mayor número posible, caigamos-teoricemos y practiquemos en algún error moral grave o en otro?, ¿y el uso de la sexualidad, es un elemento fácil, de difuminarse en la no-verdad, la no-bondad, para con eso intentar llevar al ser humano, a un control demográfico, o incluso, a que vaya dejando los sistemas de ideas religiosos y morales que han ido creyendo, en mayor o menor medida durante siglos...? ¿Acaso no sabemos de casos de nuestras amistades, vecindad, pueblo, historias del presente y del pasado, que personas que han caído en la lujuria, ha tenido consecuencias muy negativas, para ellos y para sus familias, incluso para sus descendientes, es que acaso no los conocemos...?
Un tema tan enormemente complejo y con tantas ramificaciones que este pequeño aperitivo, es solo eso, una pequeña campana para la reflexión de todo y de todos. Ahí dejo el guante con siete dedos, de los siete errores morales graves. Cierto es, que siempre deseo combinar, algo de contrariedades, y algo de consuelo. Terminemos con éste, quién haya caído en algún error moral grave, en relación a este tema, que no olvide, que en el cristianismo se piensa, que el arrepentimiento es la mejor medida, y que todo el mundo merece el propio arrepentimiento a la luz del Buen Dios. Paz y bien.