El viento y la lluvia se han aliado estos días para recordarnos que Diciembre nos abriga de nuevo.

Los paraguas crujen, las rodillas se quejan y la ropa limpia se seca dentro de nuestras casas. El árbol iluminado delante del Ayuntamiento me señala al cielo, que es a donde clamo el poder seguir disfrutando del ambiente en estas fechas. Me encanta fijarme en las decoraciones de las puertas de las viviendas, las tiendas, las luces, las mesas de las cafeterías y en las jugueterías llenas de cajas interminables llenas de colores, muñecos y juegos para los que aún sigue manteniendo vivo ese niño entusiasmado dentro (entre los cuales me hallo) porque creo que esto es la vida, ir resolviendo los problemas con la actitud necesaria a medida de que se van presentando y el agradecimiento por todo lo que nos rodea, sin perder la ilusión de un niño que nos da lecciones de vida, felicidad y amor.

Es cierto que cada vez son mas sillas vacías a la mesa y que faltarán conversaciones longevas, que este año pelaré menos gambas para compartir pero los que aún podemos agradecer el seguir reuniéndonos con las personas a las que amamos de alguna manera, debemos seguir haciéndolo, brindando por los que acaban de llegar, por los que no están y por todo lo que nos enseñaron, porque seguro que allí donde parpadean las estrellas se alegran de que lo hagamos, nos siguen guiñando y protegiendo. No importa si los platos están mas o menos vacíos, el corazón lleno es lo que cuenta.

El otro día puse el portal de Belén, y ahora miro de reojo la carta vacía a los Reyes Magos en la que que podría pedir una bicicleta, pero lo único que pido para el año próximo, es que no me falte ni el amor ni el apoyo de mis familiares y amigos, que esa parte de mi y sus compañeros puedan trabajar seguros allí entre rejas, que todas las mujeres que salgamos de casa podamos regresar sanas y salvas, y que sigamos siendo cómplices entre nosotras, que no nos falte salud ni trabajo digno, que mi primero libro pueda ver la luz pronto, que el traje chaqueta siga siendo parte de mi uniforme, pero sobre todo que no desfallezcan mis ganas de seguir luchando por todo lo que se mueve dentro mi alma y me hace latir.

Gracias a todos lo que dedicáis un ratito a leer mis humildes escritos, os deseo toda la felicidad posible y que siempre tengáis motivos para agradecer y sonreir.

Felices Fiestas.