Faltó previsión, pero han sobrado almas
He necesitado tiempo para poder escribir desde el más absoluto respeto. Con la cabeza demasiadas veces desordenada al igual que las madrugadas, donde se me acumulan por el suelo los "no me acuerdo", he visto imágenes con mis propios ojos, que jamás imaginé. El agua tapando las rodillas y las ruedas de los coches aparcados se me ha quedado grabada en la tristeza.
Fueron diez minutos
Los mismos que tardas en secarte el pelo y que te broten los rizos, en que la cafetera y la tostadora avisen de que el desayuno esté preparado, o en quedarte dormido escuchando algún pódcast, música o el sonido relajante de lo que prefieras.
Fueron diez minutos de lluvia, pero de la que te pilla a traición como un susto de mal gusto que no te esperas, te pone blanco y te arranca la vida porque sí, porque tu único motivo es estar dentro de tu coche, de tu casa, o llevando la vida normal de un fin de mes de octubre, escurriendo el monedero.
Y te paraliza, como la fotografía del fotomatón que te sorprende distraído con el flash, pero ahora con agua torrencial sin derecho a réplica. Injusto, como un aviso que llega tarde.
Faltó previsión, pero han sobrado almas
Pero no almas cualquieras, sino almas que pararon su mundo sin pensárselo dos veces, sin demostrar nada a nadie, que se han puesto de fango hasta las cejas para que a ningún afectado por la DANA, le falte algo de primera necesidad. Almas de a pie, mano a mano, sin traje ni corbata.
Me emociono incluso escribiendo esto, pero tengo que agradeceros tanto amor desinteresado, todos los voluntarios sois seres humanos enormes, y sois el ejemplo que aún quedan buenas personas, anónimas, que se han echado a la carretera sin mirar atrás para que Valencia vuelva a florecer.
Gracias, de todo corazón