De las cosas que se fueron
Se llevó de golpe algunas amistades que amistades parecían, las suelas de mis zapatos gastados que nadie fue capaz de ponerse, los prejuicios que todavía ayer me miraban a la cara, el silbido del aire que murmuraba a mis espaldas, el silencio que siempre he llevado por bandera… y me trajo recuerdos que parecen verdades.
Se llevó los ojos azules de mis dos hermanos, la bonhomía de una abuela que adoraba a mi hija, la goma del lápiz que dibuja mis errores, las palabras que quedaban por decir todavía, las saetas apócrifas que miden el tiempo y van a deshora…y me trajo verdades que parecen recuerdos.
Se llevó las gracias que no me dejaron dar, un cúmulo de estrellas que pasaron desapercibidas, el ladrido de un perro que me llamaba extraño, el lamido del gato que se hizo mi amigo, el tiempo que pesaba tanto como un remordimiento…y me trajo ciudades en lo que lo encontré todo, menos lo que buscaba.
Se llevó páginas y páginas de historias no escritas, la reina de corazones que me daba suerte, la caracola que encontré a la orilla del mar, las lágrimas que vacié cuando bajó la marea, el miedo que me precipitó a desnudar el alma…y me trajo un brindis al sol y las estrellas.
Se llevó abrazos que derramaban consuelo, el escondite del fuego que me asaltaba el alma, la clave de sol de las carcajadas que empezaban en mí y acababan en ti, el verano eterno que duró un segundo, el poema libérrimo más hermoso del mundo…y me trajo un escudo contra la mentira.
Se llevó los tatuajes que me borró la vida, el canto desafinado de los cisnes, el viaje que no hice al monte Calvario, el vinagre que saciaba la sed del olvido, el fin del mundo en el cabo de la desesperanza, la mancha de paz de mi pañuelo palestino…y me trajo la metralla en el llanto de un niño.
Y ahora que pasas tú, con más penas que gloria, recuento deseos para hacerlos míos, deshago maldades que tengo guardadas y me reconcilio con la vida y sus momentos. Y te digo adiós –o mejor, hasta nunca- cerrando con llave las rejas del tiempo, abriendo de par en par la puerta al olvido.
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Muy bello, Enrique. Siento lo de tus hermanos. ¿Cómo se supera eso, si es que se supera?
Un abrazo.