AxSí solicitará en el Pleno que se habiliten espacios que permitan el "cruce de libros" en San Fernando
A través de esta iniciativa, extendida a nivel internacional, los propietarios de los libros los ‘liberan’ dejándolos en lugares públicos previamente detallados para que sean leídos y disfrutados por otra persona.
La concejala de AxSí Marta Vidal ha informado sobre la moción que dicha formación llevará al próximo Pleno para solicitar al gobierno de Cavada y López Gil que adopte las medidas necesarias para habilitar espacios que permitan el cruce de libros ‘Bookcrossing’. Dicho movimiento, explica la edil, nació en 2001 en Estados Unidos como proyecto para compartir libros ya leídos. A través de esta práctica, los propietarios de los libros los ‘liberan’ dejándolos en lugares públicos previamente detallados para que sean leídos y disfrutados por otra persona. Desde entonces se ha convertido en uno de los sistemas para compartir e intercambiar libros más extendidos.
“El propósito de nuestra moción es fomentar la lectura, promover la participación comunitaria y fortalecer los lazos sociales a través del intercambio de libros de manera altruista. El objetivo a alcanzar es dar una segunda o infinitas vidas a los libros así como crear una red urbana de intercambio acercando la lectura de forma gratuita a la ciudadanía en distintos espacios públicos. Promoviendo la actividad vecinal, por un lado, e incentivando la colaboración ciudadana y el civismo, por otro”, detalla Vidal.
Desde AxSí se indica que es común, en otras ciudades españolas y europeas, que existan espacios públicos con elementos urbanos que incentiven el intercambio de libros y su lectura en parques o plazas. Así, es habitual en Ámsterdam ver pequeñas estanterías a este fin destinadas e incluso de manera esporádica el empleo de paradas de bus urbano para idéntico uso en Londres. En España, destacan rincones del Parque de María Luisa o las Bibliotecas Populares del Retiro. Nacidas en el siglo XIX, estas bibliotecas se empezaron a expandir por los parques de Madrid. Funcionaban gracias a dos principios: la solidaridad y el respeto por la cultura, siendo construidas bajo el lema: “Estos libros, que son de todos, a la custodia de todos se confía”.
“El funcionamiento de estos puntos dista, en parte, del que se emplea en las bibliotecas municipales comunes, pues quienes se encargan de nutrir de libros las estanterías son los propios usuarios. Viandantes, vecinos o turistas; cualquiera puede donar y dejar sus libros, mientras se lleva a casa aquel o aquellos que considera interesantes. Nadie vigila que devuelvas el libro, tampoco nadie te obliga a dejar nada. Es el propio respeto a la cultura el que te hace cuidar y hacer posible que el ciclo permanezca vivo”, explica Vidal.
“El sistema es sencillo. Comienza compartiendo y dejando un libro en una de las cabinas o estantes habilitados para ello; el segundo paso es reutilizar y llevarse un ejemplar para disfrutar y el tercero, no menos importante, cuidar de los libros y del mobiliario en que se intercambian. Deberán ser libros en buen estado (tapas enteras, sin que falte ninguna página y carente de marcas o manchas). Con esta mecánica se logra mantener el número de libros disponibles y variar constantemente el catálogo”, continúa la concejala andalucista.
En cuanto a la ubicación de estos espacios de intercambio, AxSí baraja diferentes opciones. Desde su instalación en zonas transitadas, con visibilidad y bien iluminadas (Plaza de la Iglesia o Plaza del Carmen) a espacios destinados al ocio y recreo como el mirador del Sendero del Carrascón, Parques del Barrero o del Oeste e incluso en espacios culturales (monumento a Camarón de la Isla o Molino de Mareas). Todos cuentan con bancos y zonas ajardinadas en su entorno que invitan a la lectura.
Dichos espacios de lectura compartida serían autogestionados por la propia ciudadanía, en un ejercicio de confianza plena en el comportamiento de los isleños bajo la premisa de que si la ciudad los entiende como propios los preservará. La iniciativa sería tangible mediante la instalación de nidos o estanterías que alberguen las obras cedidas. Preferiblemente realizadas con material sostenible o incluso mediante la reconversión de los quioscos de prensa construidos hace un tiempo y carentes de uso y vida hasta la fecha.
“Consideramos que se trata de una medida que teniendo un coste minúsculo consigue que los beneficios y el servicio a la ciudadanía sean mayúsculos, pues la lectura no sólo nos hace libres, sino que despierta la curiosidad, alimenta la imaginación, mejora las habilidades comunicativas y mantiene el cerebro activo. En definitiva, es salud. Y son razones más que suficientes para trasladar al Pleno la necesidad de llevar a cabo esta iniciativa”, concluye Vidal.