Tanto de atención, por su salud, adicción o conducta.

Muchas de las personas sin hogar, son persona que por sus comportamientos son  difíciles de integrar. Su historia personal les ha llevado a  comportamientos adictivos, antisociales incluso agresivos, o enfermedades mentales. Estas personas deambulan como zombis por nuestras ciudades. No existen recursos sociales para ellos. Son expulsados de los albergues, comedores y centros sociales por sus adicciones y comportamientos. No queda ninguna puerta a donde tocar. Solo queda dejar que su deterioro continúe hasta su muerte en la calle.

Ayer  vivimos una de estas experiencias.  Después de un proceso de acompañamientos  muy difícil y muy largo con R.L, por fin se aparecía una esperanza mediante su ingreso   en un Centro oficial destinado al tratamiento de adicciones (CTA).

Todo parecía ir fluyendo muy positivamente en el Centro  y así nos lo confirmaban los profesionales, pero ha bastado un “resbalón” en su comportamiento, con una inaceptable dejada de llevar con agresividad, para que esta puerta se cierre definitivamente: Expulsión sin retorno. Fin del proceso que durante meses se ha estado preparando.

¿Qué recurso queda ahora? R.L. tiene un muy delicado estado de salud.  Todas las puertas están  ya cerradas y solo nos queda esperar que llegue  un final que no queremos ni pensar.

Esta reflexión un grito de angustia y una denuncia: ¿Qué respuesta tiene la sociedad para las personas sin hogar   “difíciles”, pero que llaman   a las puertas de los recursos sociales pidiendo ayuda?

Asociación de Personas sin Hogar con Derecho